En Alemania tienen su sede algunas de los principales grupos turísticos de Europa y del mundo por lo que no es de extrañar que la crisis del coronavirus, y las consecuentes restricciones de viaje, hayan tenido un alto impacto económico en dicho país.

Handesblatt cifra las pérdidas de agencias de viaje y touroperadores alemanes en 28.000 millones de euros desde que se inició la pandemia.

Perspectivas sombrías

Desde la Asociación Alemana de Viajes (DRV) no prevén que la situación vaya a mejorar en el corto plazo. De hecho, anuncian que las reservas actuales para viajar entre enero y abril de 2021, se sitúan un 70% por debajo de lo registrado en el mismo período de 2020. Apuntan que uno de los principales problemas es que hay muy pocos destinos que se puedan visitar sin ningún tipo de restricción.

De cara al verano, sí que creen que la situación puede mejorar. Tanto Norbert Fiebig, presidente de DRV, como Fritz Joussen, CEO de TUI Group, creen que las recientes aprobaciones de nuevas vacunas dan esperanzas de cara a las vacaciones de verano.

Amenaza de quiebras

Tras haber sufrido golpes durante 2020, tanto con el descenso de ingresos como la obligación de realizar devoluciones por los viajes cancelados, hay preocupación por que muchas empresas no sobrevivan hasta que llegue la tan ansiada recuperación y hay una amenaza real de que muchas se declaren insolventes en los próximos meses.

Y aunque la reactivación llegue a tiempo, tendrán que hacer frente a otro obstáculo: con tal de estimular el crecimiento de la demanda se lanzarán numerosas ofertas que mermarán sensiblemente los márgenes de las empresas.

TUI y FTI ya han tenido que recibir ayudas estatales, mientras que Alltours, Schauinsland o DER Touristik han renunciado a ellas. Por su parte, las agencias de viajes han buscado soluciones para tener ingresos adicionales, como cobrar tarifas por servicios de asesoramiento e incluso dedicarse a la venta de bienes y servicios no relacionados con las vacaciones.