El tráfico aéreo de Estados Unidos se reducirá en un 10% a partir de este viernes en 40 de sus aeropuertos más transitados, como Nueva York, Los Ángeles, Chicago o Atlanta, debido al aumento de bajas entre los controladores aéreos provocadas por el cierre del Gobierno federal, que ya suma 36 días. La medida afectará principalmente a los vuelos domésticos, mientras que los internacionales quedarán exentos por el momento.

Según datos de la Administración Federal de Aviación (FAA), hasta 1.800 vuelos podrían verse cancelados solo este viernes, con una reducción paulatina que pasará del 4% inicial al 10% la próxima semana. Las principales aerolíneas —American Airlines, Delta, Southwest y United— prevén una caída del 6% en la capacidad total de asientos y han prometido contactar proactivamente con los pasajeros afectados.

El cierre gubernamental ha dejado a más de 13.000 controladores aéreos trabajando sin cobrar desde el 1 de octubre, lo que ha provocado un incremento de bajas y una saturación del sistema aéreo. Muchos empleados, según el secretario de Transportes, Sean Duffy, han buscado trabajos alternativos para poder afrontar gastos básicos como la hipoteca o la educación de sus hijos.

De acuerdo con El País, esta situación ha intensificado la presión sobre republicanos y demócratas, que mantienen un bloqueo presupuestario sin visos de resolución inmediata. El llamado shutdown ya es el más largo de la historia del país y amenaza con colapsar el transporte aéreo justo antes del Día de Acción de Gracias, uno de los periodos de mayor movilidad del año.

El precedente más cercano se remonta a 2019, cuando otro cierre prolongado obligó a la FAA a restringir vuelos ante el riesgo de colapso. Entonces, el Senado puso fin a la parálisis administrativa tras más de un mes de caos en los aeropuertos. Ahora, la historia parece repetirse, mientras los viajeros y el sector aéreo esperan un acuerdo político que devuelva la estabilidad al país.