“En la restauración no hay el número suficiente de establecimientos que busquen el 'adults only'", señala Héctor Sánchez Zarraga, gerente de la Asociación de Hostelería de Vizcaya, en una entrevista en Tourinews

A pesar de que el concepto 'solo adultos' no convence a todo el mundo, cada vez es más frecuente en España que tanto establecimientos hoteleros como restaurantes opten por ello. Sánchez asegura que con el 'adults only' no se está discriminando a nadie “porque en España hay bastantes locales de hostelería”. Además, destaca que “si alguien toma la decisión empresarial de limitar a un determinado segmento, será porque entiende que es lo mejor”. 

Pregunta (P): ¿Cómo es la situación actual del 'adults only' en el sector de la restauración?

Respuesta (R): Esto es un tema que lleva tiempo en el debate público, pero independientemente de eso, aquí hay un ámbito normativo que es muy importante. Nosotros como asociación siempre hemos defendido y defendemos la libertad empresarial a la hora de determinar y configurar la actividad de un determinado negocio. Creo que cada empresario es conocedor de cuál es su clientela y su nicho de negocio para poder organizar su actividad de la manera que él entienda que es procedente siempre que ese funcionamiento y esas acciones se lleven con un respeto hacia determinadas situaciones. Evidentemente, aquí nadie está hablando de discriminaciones por sexo, religión o raza… sino que se trata de buscar un nicho de mercado; en este caso, personas mayores de 18 años. Lo que sucede es que la legislación en muchas partes de España, o por lo menos en Euskadi, establece que no se puede discriminar por edad. Y ahí nos encontramos con un problema que se ha dado de manera puntual porque algún establecimiento de restauración ha establecido dentro de sus normas que no podían entrar menores de edad. Por ello, han tenido reproches por parte de la Administración competente hasta el punto de ser una conducta sancionable. 

Foto: Pixabay

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P: ¿Por qué un restaurante querría atender solo a adultos? ¿Qué es lo que no interesa de los niños?

R: No es que no interesen los niños, sino que cada uno tiene su mercado, igual que hay personas que se especializan en un determinado tipo de comida. Si hay un restaurante especializado en chuletones y yo soy vegano, ¿me tengo que sentir discriminado porque no puedo acudir a ese local que solo vende chuletones? No, al final ese negocio ha optado por ese tipo de mercado. No se me ocurre denunciar a un restaurante porque no puedo ir allí a comer. Y con el 'adults only' ocurre lo mismo. Además, si la decisión empresarial es equivocada y elige un nicho de negocio en el que no permite la entrada a menores de edad, pues el empresario verá si le supone un buen retorno o no. Por ejemplo, habrá gente que tenga hijos y no iría a un local así y optará por otros establecimientos, pero no criticará que ese en concreto quiera establecer esa política de empresa. 

P: Para un restaurador, ¿afecta al ticket medio?

R: Depende del perfil de cliente. Cuando se va con familia hay que mirar el número de personas porque no es lo mismo multiplicar por cuatro o por cinco que hacerlo por dos. Por lo tanto, eso influye. Y después habrá que analizar el perfil y la edad de los clientes. Si tengo una clientela de una edad avanzada, hay determinadas situaciones que les molestan. Siempre pongo el mismo ejemplo, cuando uno tiene 20 años duerme del tirón, pero cuando tiene 50 ya no duerme igual. Y cuando tiene 70 se duerme de otra manera diferente. La gente por temas auditivos o simplemente porque no quiere molestias ni ruidos, busca unos determinados ambientes y espacios. En ese sentido, hay que tener en cuenta que no es solo por un motivo económico, sino por crear un determinado ambiente y una determinada clientela con unas características concretas. 
 

Los restaurantes Estrella Michelín pueden costar 300 euros por comensal y hay gente que quiere gastarse ese dinero, pero no quiere que le molesten"


P: Recientemente, Armando Romero ha comentado en Tourinews que en la hotelería al principio el ‘solo adultos’ se concentraba en un segmento alto, pero ahora hay hoteles y apartamentos de 2 y 3* que cumplen estas características. Ya no es cuestión de lujo… ¿Ocurre lo mismo en la restauración? 

R: En la restauración no existe un número suficiente de establecimientos que busquen ese nicho. Creo que empezó la hotelería precisamente porque buscaban un perfil de cliente con unas características y con una posibilidad económica determinada. Y en la restauración ha pasado un poco lo mismo. Los restaurantes Estrella Michelín pueden costar 300 euros por comensal y hay gente que quiere gastarse ese dinero, pero no quiere que le molesten o quieren disfrutar del momento. Todos tenemos niños y cuando son de uno mismo no molestan, pero cuando son ajenos sí. Pero es lo que tienen que hacer, tienen que molestar, son niños, es lo que va con ellos. Por eso puede ser que haya determinada gente que prefiera, en un momento determinado y en una situación concreta, tener otra forma de disfrutar de una comida con más tranquilidad. Nosotros, si se trata de una discriminación sin ningún tipo de justificación o arbitraria, no estamos a favor; sin embargo, la situación cambia cuando es algo que está pensado y está dirigido al negocio. Cuando alguien monta un local de copas es porque quiere servir copas, cuando montas un restaurante es porque quieres dar de comer y cuando tienes un bar normal es porque buscas un segmento de clientes diferente. Esto es algo parecido. 

P: Desde el punto de vista normativo, ¿qué sería lo ideal para ustedes?

R: Creo que lo principal es aplicar el sentido común a todo: a la normativa y a la vida en general. Y al final hay que entender que nadie tira piedras sobre su propio tejado, es decir, que si alguien toma una decisión empresarial de limitar a un determinado segmento su actividad será porque entiende que es lo mejor para él. Con ello, no creo que se esté discriminando porque en España hay bastantes locales de hostelería. Si acudo a un local de hostelería en el que no dejan entrar a mis hijos, o incluso que en el que no me gusta la música o el olor, tengo la posibilidad de elegir no ir y encima voy a tener un montón de alternativas. Es un poco la cabezonería de las personas el querer acudir a este tipo de locales sí o sí, sin importar las circunstancias. Por ejemplo, en algunos casos, los locales de ocio nocturno no dejan entrar con zapatos deportivos porque la empresa así lo ha decidido. Ahí lo que se hace es elegir otro local y no pasa nada. Tenemos la suerte de tener una hostelería amplia y variada, y creo que hay que ir más allá y no empecinarse en entrar a un local en concreto. Si esa persona ha elegido esa política de empresa por algún motivo será.