Tras una travesía de dos semanas por el Caribe, los 300 pasajeros y 400 tripulantes del crucero de lujo Crystal Symphony se quedaron muy sorprendidos al ver cómo la embarcación se desviaba a Bahamas, huyendo “como un barco pirata”.

La razón que llevó al capitán a cambiar el rumbo fue la amenaza de embargo si el buque atracaba, tal y como estaba planeado, en Miami (Florida, Estados Unidos). Un juez estadounidense había emitido una orden de arresto contra el barco debido a una factura pendiente de pago: 1,2 millones de dólares en concepto de combustible.

La situación era tan surrealista que los pasajeros no podían creerla cuando escucharon los planes de desvío. “Hubo literalmente ocho segundos de silencio. Fue casi de risa. Solo dijimos ‘¿es una broma?’”, ha contado a Independent uno de los músicos del crucero.



 

Obviamente, los pasajeros se vieron obligados a cambiar sus planes de viaje para regresar a sus casas. Un panorama más complicado se les avecinaba a los tripulantes de la embarcación. Algunos de ellos llevaban trabajando para Crystal Cruises 25 años y ahora todo apunta a que se quedarán sin trabajo.

De hecho, la naviera Crystal Cruises ha suspendido todas las operaciones hasta al menos el 29 de abril debido a que su empresa matriz, Genting Hong Kong, se ha quedado sin liquidez.