Boeing ha iniciado conversaciones para adquirir su antigua filial Spirit AeroSystems, encargada de la fabricación del fuselaje de sus aviones. Los constantes problemas de fiabilidad que han presentado los modelos de la serie 737 MAX han obligado a la compañía estadounidense a tomar cartas en el asunto y, por ello, está intentando controlar la mayor parte del proceso de fabricación de sus aeronaves, así como reducir costes.  

El fabricante estadounidense ha estado en el ojo del huracán los últimos meses, sobre todo por el terrible episodio del vuelo de Alaska Airlines en el que se desprendió un panel del fuselaje del avión en pleno vuelo que generó una violenta descompresión de la cabina de pasajeros.

Fuentes del sector han confirmado a Reuters las citadas conversaciones preliminares para la compra de Spirit, que perteneció al grupo Boeing hasta 2005, cuando se escindió. Desde hace algunos años, la compañía ha estado luchando contra problemas generados por costes elevados que, en muchas ocasiones, han acabado provocando retrasos en la entrega de aparatos.

La reincorporación de Spirit podría resolver algunos de esos problemas de calidad, ya que daría a Boeing más control sobre la fabricación. A su vez, este movimiento ayudaría al principal competidor de Airbus a reducir los costes de producción de la exfilial a través de economías de escala.