El Gobierno de México no ha conseguido vender el avión presidencial durante cuatro años: dos en los que ha permanecido en venta durante y otros dos bajo subasta. La decisión final del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre la aeronave ha sido cederla a la empresa Olmeca-Maya-Mexica, de la Secretaría de la Defensa (Sedena), y será expuesta en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).

Además de visitarla, los particulares —no podrá ser utilizada por ningún funcionario público— podrán alquilarla para sus viajes privados. Eso sí, deberá emplearse para vuelos de media distancia, por ejemplo, desde Ciudad de México hacia Los Cabos (1 hora y 55 minutos) o Cancún (2 horas y 20 minutos).

“El avión se va a entregar a la empresa Olmeca-Maya-Mexica, la misma que va a operar el Tren Maya y los aeropuertos de Tulum, Chetumal, Palenque y el AIFA. Se va a entregar el avión para que puedan rentarlo y que se utilice para que no esté sin volar y obtener ingresos para pagar sus gastos y el mantenimiento, ya tomamos esa decisión”, ha explicado López Obrador durante su rueda de prensa matutina.



 

Asimismo, el presidente mexicano ha sugerido que el avión se puede usar para transportar a los invitados de ciertos actos, como bodas, fiestas de quinceañeras o eventos de empresas.

Según López Obrador, el avión ya no puede transformarse para transportar a un gran número de pasajeros, porque “lo hicieron muy extravagante y a medida”. “Tiene como 10 asientos muy exclusivos, entonces reconvertirlo a avión comercial de 240 plazas ya no es posible, costaría muchísimo”, ha explicado el presidente aludiendo, además, que ese es uno de los motivos que ha dificultado su venta.