Si bien Francia mantiene sus fronteras abiertas, siguiendo así con las recomendaciones de la Unión Europea, lo cierto es que con sus nuevas restricciones impide en la práctica cualquier viaje por motivos de turismo u ocio al resto de estados miembros.

Desde el pasado 3 de abril, y hasta el 2 de mayo, los ciudadanos de Francia están sometidos a restricciones reforzadas para frenar el impacto de la cuarta ola de Covid-19 en el país. Entre las principales medidas implantadas por el país destacan:

  • El cierre de toda la hostelería y comercios.
  • Toque de queda entre las 19:00 y las 6:00 horas.
  • La limitación de los desplazamientos a un radio de 10 kilómetros alrededor de su domicilio y con motivos justificados (trabajo, cuidado de familiares, exámenes, gestiones judiciales, mudanzas, actividad física o motivos sanitarios).
  • La prohibición de viajes entre regiones, con excepciones como el trabajo, salud, cuidado de personas dependientes, etc.



     

Desde el 5 de abril, los “viajes vinculados a tránsitos ferroviarios, aéreos o de autobús para viajes de larga distancia” ya no figuran en la lista de motivos excepcionales para viajar, aunque sí aparecían en un principio, según informa La Voix du Nord. Esto supone una prohibición de facto de todos los viajes de turismo u ocio.

“El simple hecho de tener un billete de avión ya no es suficiente para viajar”, recalcó un portavoz del Ministerio del Interior al citado diario. “Ahora ya no se trata del modo de transporte, sino del motivo que justifica el viaje", añadió.

Incumplir la normativa puede suponer multa de 135 euros, 200 euros en caso de reincidencia dentro de los 15 días siguientes a la primera multa, y 3.750 y 6 meses de prisión por tres delitos dentro de los 30 días.