El presidente del Gremi d’Hotels de Barcelona, Jordi Mestre, alertaba a finales de 2020 sobre el temor a que la Ciudad Condal se convirtiese en refugio para turistas “que otros destinos no quieren”, interesados en la borrachera o las drogas. Y según denuncian algunos políticos y activistas, ya se está asentando este tipo de turismo en la ciudad.

En una entrevista concedida a COPE, Elsa Artadi, presidenta del grupo municipal de Junts per Catalunya en el Ayuntamiento de Barcelona, denuncia que muchos han aprovechado la laxitud de las instituciones para fomentar un turismo incívico. “En el mercado hay de todo: buena gente, pero también los que apuestan por los botellones, por las despedidas de soltero, las farras y ahora el turismo de drogas, que antes no teníamos y ahora tenemos”, ha comentado.

Artadi denuncia que la proliferación de este tipo de actividades da lugar a una mayor turismofobia entre los ciudadanos. Apuesta por fomentar la llegada de un turista que “gaste más” mediante la oferta de nuevos productos, proponiendo convertir Montjuic en “la montaña de los museos”.

Por su parte, vecinos de Ciutat Vella denuncian que con la gradual vuelta del turismo se han vuelto a reactivar puntos de venta de drogas. El activista Mark Serra se ha hecho eco de esta situación a través de su cuenta de Twitter, compartiendo un vídeo en el que se pueden ver colas para acceder a los denominados como narcopisos.