La hotelera Room Mate se encuentra en la fase final del concurso de acreedores iniciado en junio de 2022 que, posiblemente, se saldará con su venta por 57 millones de euros al tándem formado por el fondo estadounidense Angelo Gordon y la gestora hotelera canadiense Westmont Hospitality Group. En dicho proceso judicial no solo está en juego el futuro de la compañía, sino también el de su fundador y, hasta ahora, CEO: Kike Sarasola.

La carrera profesional del empresario pendía del informe emitido por el administrador concursal, PricewaterhouseCoopers (PwC), quien debía declarar si se trataba de un concurso culpable o fortuito. Finalmente, se ha determinado que es fortuito, algo que supone un alivio para Sarasola que, en caso contrario, podría haber tenido que asumir las responsabilidades económicas de la quiebra o incluso ser inhabilitado para administrar otras empresas.

PwC considera que el fundador y su equipo directivo no fueron causantes de la mala situación económica de la compañía y tampoco contribuyeron a agravarla. Por el contrario, desde el administrador apuntan factores como la pandemia o la pérdida del apoyo financiero de Sandra Ortega, quien ostentaba el 30,5% de la compañía.

Ahora, la última palabra la tiene la magistrada del juzgado de lo mercantil número 14 de Madrid.