Michael O'Leary, consejero delegado de Ryanair desde 1994, abandonará sus funciones como gestor del día a día de la aerolínea, para dirigir una ‘supraestructura’ que engloba tanto a la ‘low-cost’ como a Lauda, Ryanair Sun y una filial británica que ha creado la compañía irlandesa para evitar las consecuencias del Brexit.

Según ha informado El Español, la incertidumbre ante el Brexit, los malos resultados registrados por la compañía en los últimos meses o las negociaciones de la aerolínea con diferentes sindicatos europeos, podrían haber pasado factura a O'Leary, que ahora se dedicará a la eficiencia financiera del grupo, así como a la reducción de costes generales, a la adquisición de nuevos aviones y a la búsqueda de nuevas oportunidades de negocio.

En los próximos 12 meses, el director general de Ryanair dejará su cargo actual para ocupar el de consejero delegado de las cuatro filiales de las que dispondrá el grupo. Cada una de estas aerolíneas tendrá su propio director, por lo que O'Leary liderará la estructura del grupo, siguiendo el ejemplo de IAG, tal y como destacó la aerolínea.   

La ‘low-cost’ ya ha iniciado la búsqueda de un nuevo consejero delegado de Ryanair. Por su parte, el actual presidente de la empresa, David Bonderman, ocupará su puesto hasta verano de 2020, cuando será relevado por Stan McCarthy, antiguo consejero delegado de la alimentaria Kerry Group.

El pasado septiembre, O’Leary fue reelegido como consejero delegado, en la Junta General de Accionistas, por el 98,5% de los votos, pese a la oposición de los pilotos británicos de la ‘low-cost’. Entonces, manifestó sus intenciones de no seguir al frente de la compañía durante mucho tiempo más.

Situación financiera

Lo cierto, es que la reducción de las tarifas aéreas ha llevado a la compañía a registrar pérdidas de 19,6 millones de euros en su tercer trimestre fiscal, que finalizó el pasado 31 de diciembre, frente a un beneficio de 105,6 millones de euros percibido en el mismo período de 2017. La compañía, además, manifestó su preocupación por la incertidumbre del Brexit.

Según ha informado Travelmole, se trata de la primera vez, desde marzo de 2014, que la aerolínea registra una pérdida. No obstante, durante su último trimestre fiscal, el número de pasajeros de la compañía creció un 8%, hasta los 30,4 millones, mientras que los ingresos aumentaron un 9%, hasta los 1.530 millones de euros. A su vez, las tarifas cayeron de media un 6% y aumentaron los gastos de personal.