Desde el estallido de la guerra en Ucrania, las compañías de cruceros decidieron sacar de sus recorridos la que era una de sus escalas ineludibles en el Báltico, San Petersburgo (Rusia). Otros destinos de la región, como es el caso de Tallin (Estonia) y Riga (Letonia) se han visto beneficiadas, registrando un mayor número de escalas en comparación a años anteriores.

El touroperador especializado en cruceros de lujo Panache Cruises asevera que ambas capitales han resultado ser “las grandes ganadoras turísticas”, y es que han doblado las cifras de cruceristas con respecto a 2019.

Antes de la pandemia, recibían en torno a 650 000 pasajeros de cruceros (cada una), mientras que en los últimos 12 meses las cifras se han disparado a los 1,3 millones de viajeros, informa GDN. Se estima que las capitales bálticas también han duplicado ingresos, recibiendo en torno a 114 millones de euros cada una.

En el proceso, Rusia habría dejado de percibir cerca de 114 millones. “La guerra de Ucrania ha tenido una serie de consecuencias inesperadas para Rusia y una de ellas es la pérdida de ingresos turísticos”, ha explicado un portavoz de Panache que ha insistido en que la situación se podría prolongar en el tiempo, ya que la recepción de los nuevos destinos por parte de los clientes ha sido muy positiva.