La crisis del coronavirus, la escalada inflacionaria y el incremento de los costes energéticos a consecuencia del conflicto bélico en Ucrania han conseguido frenar a la locomotora económica de Europa y segundo mercado emisor de turistas a España (solo por detrás de Reino Unido y pugnando con Francia).

Los últimos datos facilitados por la Oficina Federal de Estadística apuntan que durante el primer trimestre de 2023 el PIB germano cayó un 0,3% en comparación al 4º trimestre de 2022. Encadena así dos trimestres consecutivos en negativo (en el anterior caía un 0,5%), lo que a efectos económicos significa que está en recesión.

El PIB se ha visto resentido por dos motivos principales: los problemas de la industria, a la que le ha impactado la escasez de suministros y los altos costes energéticos, y la contención del consumo, ya que los alemanes están optando por ajustar sus presupuestos debido a la incertidumbre económica.

Este último caso no está afectando por el momento a las reservas de viajes, así lo han confirmado los principales touroperadores y organizaciones turísticas del país, pero en caso de que se prolongue la difícil situación económica y vaya atenuándose el “efecto champán” en la demanda de viajes, podría estar en peligro uno de los principales mercados para España.