‘Erase una vez un árbol cuadrado’ puede parecer el comienzo de un libro de ciencia ficción. Sin embargo, un grupo de diseñadores alemanes lo ha hecho posible y tiene más de ciencia que de ficción.

Se llama City Tree y es una estructura móvil que intenta mitigar uno de los problemas ambientales más graves que sufre el planeta: la contaminación del aire.

El árbol de la ciudad es capaz de absorber dióxido de nitrógeno y partículas nocivas en el aire, igual que lo harían 275 árboles naturales. Los expertos afirman que cada uno de ellos atrae 250 gramos de partículas por día y captura 240 toneladas métricas de CO2 al año.

La instalación consiste en una pared de musgo, planta acostumbrada a vivir sin tierra y que funciona, de manera natural, como un filtro del aire. Consta de paneles solares que le dan electricidad y un sistema para recolectar agua de lluvia que permite dosificar el riego. También tienen un sensor para medir la calidad del aire y evaluar su eficiencia.

Liang Wu, cofundador de ‘Green City Solutions’, la compañía que desarrolló el árbol, comenta que “el musgo puede acumular todas las partículas contaminantes y transformarlas en nutrientes”. Actualmente, estos árboles se encuentran en 25 ciudades en todo el mundo (Módena, Oslo, Hong Kong, Glasgow, Bruselas, y en varias ciudades alemanas).