Tras una noche de bares con sus amigas durante sus vacaciones en Zante (Grecia), en agosto de 2016, la británica Hannah Powell ha perdido la vista.

Según informa BBC, la joven procedente de Middlesbrough (Reino Unido), salió de fiesta y bebió vodka con otras dos chicas que la acompañaban. Lo que desconocía es que la bebida había sido mezclada con metanol. Según explica la propia Powell, el vodka es preparado por las mafias: “Lo preparan en los bosques y lo venden barato. Rellenan sus botellas con eso. Lo ponen en las botellas reales y por eso no hay motivos para sospechar”.

Al llegar a su hotel sufrió vómitos y al despertar a la mañana siguiente todo estaba a oscuras: “Entré en pánico cuando me di cuenta de que no podía ver nada". En ese momento fue llevada al hospital de la isla de Zante, desde donde fue trasladada a otro centro en la península de Grecia, donde confirmaron que sufría un envenenamiento por metanol, una sustancia tóxica que puede provocar la muerte.

Tras pasar varias semanas bajo cuidado médico fue trasladada a Reino Unido y, tras 18 meses de diálisis, su madre le donó un riñón. Con el paso del tiempo, confiesa, ha sido capaz de pasar de ver totalmente negro, a “muy neblinoso”.

La joven denuncia que tras tres años nadie se ha responsabilizado de lo que ocurrió y que probablemente se sigue vendiendo alcohol adulterado en Zante. No obstante, no guarda rencor a un destino al que le gustaría volver algún día.