Representantes de Ámsterdam, Londres, Barcelona y Madrid participaron en un foro abierto el pasado jueves en la capital de España llamado 'Viviendas turísticas. Políticas públicas en las ciudades europeas'. El encuentro organizado por el ayuntamiento madrileño tuvo como objetivo analizar el alquiler turístico poner en común medidas para combatirlo.

El representante holandés Lauren Ivens, señaló que los alquileres de viviendas turísticas no son problemas de países sino que "afecta de forma desigual al territorio de un país. Es un problema eminentemente de ciudades, sobre todo, de los centros de esas grandes urbes. Y como ciudades tenemos que unirnos y conseguir que la Unión Europea nos haga caso".

Por su parte, Patricia Callaghan, concejala del distrito de Candem Town, en Londres, se quejó de que el Gobierno de Reino Unido no presta atención al problema y de que su distrito no tiene las herramientas necesarias para afrontarlo. 

Los cuatro representantes coincidieron en un detalle: "No tenemos nada en contra del turismo. A nuestras ciudades les gusta el turismo y los turistas y reconocemos su importancia para nuestras economías". Sin embargo, Albert Arias, director del Plan Estratégico de Turismo de Barcelona señalaba que “es cierto que una gran proliferación de turistas puede provocar conflictos de convivencia entre estos y los vecinos, pero no focalicemos en el turismo, esto es un problema de vivienda”. 

Los presentes apuntaron al impacto directo que tiene sobre el arrendamiento residencial de larga duración, pues el vacacional sigue creciendo e incide, sobre todo, en los espacios céntricos donde ya de por sí la oferta de viviendas suele ser escasa. Además señalan a Airbnb como la reina de las “aceleradoras del problema” pues hasta ahora nunca ha sido tan fácil sacar al mercado turístico una vivienda y gestionarla. 

Ámsterdam fue en 2014 la primera ciudad del mundo en llegar a un acuerdo con la empresa y renovarlo en 2016. Por su parte Barcelona no ha llegado aún a un pacto. Madrid se encuentra en fase de tanteo y Londres ha cerrado acuerdos de autorregulación. 

La ciudad holandesa es la más avanzada de las cuatro. Existe un límite de 60 días al año y está invirtiendo en equipo humano y técnico para garantizar el cumplimiento de la legislación. Además ha creado un sistema eficaz de sanciones que comprende desde cierres de viviendas a multas, por las que en 2016 recaudó 2 millones de euros. 

Londres también cuenta con un sistema que limita a 90 días el alquiler de propiedades. Sin embargo, Patricia Callaghan, denuncia que la ciudad no tiene medios para que se cumpla. 

Por su parte, Barcelona posee un registro de alojamientos con licencia. Existen en torno a 10.000 y desde 2014 no conceden nuevas licencias. Se estima que hay unas 6.000 plazas ilegales por lo que Arias señala que hace falta un buen sistema de inspección. 

Madrid se plantea acordar un máximo de días de arrendamiento al año, similar al de Londres y Ámsterdam y que solo sea el residente habitual de la vivienda quien pueda ponerla en alquiler. También se quiere cobrar una tasa al alojamiento turístico.