Los pilotos que operaron el vuelo 302 de Ethiopian Airlines, a bordo de un Boeing 737 MAX, siguieron correctamente todas las indicaciones del manual del fabricante del aparato, lo que no fue suficiente para controlar la aeronave, que terminó estrellándose, el pasado 10 de marzo, dejando 157 muertos.

Así se deduce de la investigación preliminar del accidente, elaborada por el Ministerio de Transporte de Etiopía, que fue presentada ayer, 4 de abril. Del informe se desprende, que el aeroplano contaba con la certificación pertinente, así como que la tripulación estaba cualificada y disponía de la capacitación requerida para operar este avión.

Según ha informado CNN, el presidente de la Oficina de Información de Accidentes de Etiopía, Amdeye Ayalew, indicó que, durante la investigación, no se encontró en el avión “ningún daño por objetos extraños”, que pudieran haber propiciado el accidente. Tampoco se detectó ningún “problema de diseño estructural”.

Software de seguridad

Así, las autoridades etíopes recomendaron a Boeing revisar el sistema antibloqueo MCAS de este tipo de aviones y rogaron a los reguladores de la aviación que se aseguren de que el problema está resuelto, antes de autorizar un vuelo con esta máquina.

El accidente de Ethiopian Airlines es el segundo protagonizado por este modelo de avión, en cinco meses. El primero, tuvo lugar en Indonesia, en el vuelo JT610 de Lion Air, ocasionando la muerte de 189 personas. La investigación preliminar de esta catástrofe también apuntaba a fallos en el sistema MCAS, como la causa del siniestro.

El sistema MCAS del aeroplano actúa cuando el ordenador detecta una inclinación del morro del avión muy alta, interpretando que la máquina puede entrar en pérdida. Entonces, reacciona empujando el morro hacia abajo para dar sustento a las alas y estabilizar el aeroplano, pero lo hace de manera tan fuerte, que los comandantes no pueden volver a elevarlo.

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Ethiopian Airlines | Foto: LLBG Spotter CC BY-SA 2.0

Escenario mundial

Como consecuencia de estos dos accidentes, las autoridades de aviación civil de diferentes países y regiones del globo, como la estadounidense, europea y china, ordenaron dejar en tierra la flota de B737 MAX, por seguridad. Esta acción está generando grandes pérdidas en las aerolíneas y grupos turísticos. El grupo TUI, por ejemplo, ya ha anunciado que si la crisis del B737 MAX se extiende hasta julio, tendrá un gasto de 200 millones de euros y una caída en los beneficios de todo el año del 17%.

Por su parte, Boeing presentó la semana pasada los cambios técnicos a implementar en este modelo de avión, para mejorar su seguridad, ante 200 pilotos, técnicos y reguladores. No obstante, la certificación de estos cambios, que corre a cargo de los reguladores de los diferentes países, podría llevar semanas e incluso meses.

Los investigadores etíopes solo han anunciado los hallazgos del informe preliminar, por lo que tienen pendiente publicar el informe en sí, una medida que ha sido criticada por la escasez de la información presentada.