Turquía ha permanecido como uno de los únicos países de Europa que ha mantenido los vuelos activos desde y hacia Rusia. Este estatus le ha convertido en un punto de paso cuasi obligatorio para todo aquel que quería ir rumbo al país eslavo y ha mantenido viva su industria turística, para la que el mercado ruso es el principal emisor (5,9 millones de visitantes en 2019).

Ahora, según informa Wall Street Journal, la administración estadounidense está presionando a los organismos turcos para que impidan cubrir estos vuelos a las aerolíneas rusas y bielorrusas que utilizan aviones fabricados en EE.UU., es decir, aquellos producidos por Boeing.

Cabe recordar que entre las sanciones y restricciones que Estados Unidos y la Unión Europea (UE) han impuesto a Rusia destacan el cierre del espacio aéreo a las aerolíneas rusas, la prohibición de arrendar aviones o de vender aeronaves, motores y repuestos. Dichas sanciones se hicieron efectivas en marzo de 2022 y siguen vigentes, aunque Turquía no se sumó a las mismas.

Ahora, los estadounidenses están presionando para poner fin a esta vía de escape. El citado diario apunta que, durante una visita al país otomano el pasado mes de diciembre, la subsecretaria de Comercio, Thea Rozman, advirtió que aquellos que brindan servicios como el abastecimiento de combustible o de repuestos a aviones estadounidenses que vuelan hacia o desde Rusia y Bielorrusia se enfrentan a penas de cárcel, multas y a perder los derechos de exportación. Esta misma advertencia también se habría trasladado a los Emiratos Árabes Unidos.

Se estima que, desde el 1 de octubre de 2022 a la actualidad, las líneas aéreas rusas y bielorrusas han completado más de 2.100 vuelos con aviones de Boeing.