La Isla de Pascua (Chile) está a punto de cumplir dos años sin recibir ningún visitante, ya que cerró sus fronteras en marzo de 2020 con el objetivo de proteger a su población del coronavirus. La ausencia de turismo, una de las actividades principales de la isla, ha llevado a sus habitantes al borde del colapso económico, obligándoles a reinventarse e incluso a recuperar el trueque.

La apertura de las fronteras de la Isla de Pascua se encontraba muy cerca, pues el pasado mes de noviembre, el gobierno chileno anunciaba un acuerdo con el alcalde rapanui, Petero Edmunds, para abrir al turismo a partir del 3 de febrero. No obstante, la llegada de la variante ómicron a Chile hizo que las autoridades sanitarias suspendieran dicha apertura, sin definir una nueva fecha.

El alcalde de la Isla de Pascua ha asegurado que tanto él como los habitantes quieren que el municipio vuelva a abrir al turismo. Y así lo demostraron el pasado mes de diciembre en una consulta popular en la que el 70% de los votos aprobaba la reapertura de fronteras.

La consulta mostraba un cambio drástico en la opinión de los habitantes de la Isla de Pascua —motivado, quizás, por la crisis económica que atraviesa el municipio—, ya que dos meses antes (en octubre), el 67% de los rapanui habían votado en contra de la reapertura.



 

Por su parte, desde la Federación de Empresas de Turismo de Chile (Fedetur) “piden al gobierno que fije una fecha de apertura para el ingreso de turistas a la Isla de Pascua antes de que termine su mandato (11 de marzo), y así pueda entregar certezas al sector en ese destino”. “Ya no existe ayuda que sirva porque no hay ninguna actividad económica que resista de pie estando prácticamente dos años sin funcionar”, ha afirmado Helen Kouyoumdjian, vicepresidenta ejecutiva de Fedetur, al diario chileno La Tercera.

Cabe recordar que la Isla de Pascua recibía antes de la pandemia 150.000 visitantes al año aproximadamente y el 90% de su población se dedicaba profesionalmente al sector turístico.