Este artículo tiene como objetivo compartir el malestar que siento al escuchar, y no llegar a entender, discursos que demonizan una actividad económica y social como es la hostelería.

Al escuchar las últimas declaraciones de la Ministra de Trabajo, me pregunto si ha reflexionado sobre las personas que se dedican a mantener nuestras ciudades limpias trabajando de noche, o sobre el personal sanitario que cubre las noches en un centro hospitalario, o sobre los bomberos a quienes no les importa que un incendio se produzca a las 3 de la madrugada, o a los recepcionistas de hotel que cubren los turnos de noche, o sobre los vigilantes de seguridad que guardan instalaciones cuando cae el sol, o los periodistas y comunicadores que acompañan a tantas personas en sus horas de insomnio. Todos ellos son trabajadores de la noche, los búhos de nuestra sociedad.

Me pregunto también si ha reflexionado sobre la libertad del empresario. Y aquí me gustaría darle mi opinión. En una sociedad libre, como es la nuestra, todos deberíamos tener la oportunidad de crear modelos de negocio, siempre bajo el marco de la ley y la ética profesional, que funcionen. Modelos que generen un impacto positivo, que generen empleo y que formen parte de nuestra forma de vivir y entender la vida.

Me pregunto, además, si ha reflexionado sobre la libertad de las personas a la hora de elegir el trabajo que quieran. Tal vez nunca ha hablado con un bartender, cuya felicidad es agitar la coctelera a partir de las 10 de la noche. O un DJ que arranca su sesión a la una de la madrugada frente a una audiencia de miles de personas dispuestas a darlo todo. Tal vez nunca ha ido a las Fallas, a la Feria de Abril, a la Mercé, al Sónar o al Festival de Benicàssim. Tal vez nunca ha conocido a una persona que prefiere los horarios nocturnos. Porque de todo hay, en la viña del Señor.

Me pregunto si ha reflexionado sobre la libertad individual de elección. En una sociedad libre, como es la nuestra, todos deberíamos tener la oportunidad de elegir dónde y cuándo consumimos, cómo nos divertimos, cómo vivimos. Tal vez la Ministra nunca ha asistido a una boda con barra libre que empieza a las 11. O a un evento de empresa que finaliza en un karaoke. Tal vez nunca ha alargado una cena para disfrutar de la charla de la sobremesa.

Y hablemos de Europa, porque Spain is different. Y porque somos diferentes, este es el mejor país turístico del mundo, nuestro estilo de vida abierto, feliz y mediterráneo es envidiado y deseado por la mayoría del resto de los europeos. Porque somos diferentes, tenemos una hostelería que no únicamente sirve platos y copas, sino que es capaz de convertirse en lugares de reunión, donde socializamos, reímos y compartimos la vida. Porque somos diferentes, nos gusta alargar la sobremesa, nos gusta disfrutar de una noche de verano en una terraza y nos encanta bailar hasta que salga el sol. Porque somos diferentes. Y esta diferencia nos hace únicos. En turismo y hostelería, Europa quiere "españolizarse". Ministra, viaje a Ámsterdam, a Berlín, a París, a Roma… incluya Londres en el itinerario también.

En su intervención, la Ministra dice haberse reunido con las patronales del sector y haber hablado de las diferencias con el resto de Europa. Permítame dudar de que la reacción de sus interlocutores estuviera alineada con sus palabras, o al menos, con las que compartió en su intervención. No imagino al lobby turístico y hostelero aplaudiendo esta visión. Me cuesta pensar que los hoteleros han pensado ipso facto en cerrar sus restaurantes, terrazas y locales de noche, renunciar a una parte de su facturación, despedir al personal que lo atiende estos horarios y dejar de contratar músicos y animadores. ¿Con quién se ha sentado la Ministra?

Esto no va de condiciones laborales, que bastante demonizado está el sector, y muchas veces con razón, como tantos otros sectores, por las malas prácticas de empresarios (Ministra, persiga a estos, que ahí tiene un trabajo titánico). Va de sentido común. Después de la pandemia, tanto empresarios han reformulado sus negocios para mejorar condiciones y mejorar competitividad que ahora, nos encontramos con muchos restaurantes que cierran los fines de semana o aplican el doble turno con reserva previa.

Estoy de acuerdo en que hay que tener tiempo para la vida, como la Ministra defiende. Pero para la vida que uno quiere vivir, no la que usted considera correcta.

Ministra, deje de decirnos lo que tenemos que hacer y cómo lo tenemos que hacer.

Ministra, relájese y haga su trabajo. Apoye a los empresarios, apoye a los trabajadores, apoye a la sociedad. Y no nos haga más sermones, que tenemos mucho trabajo y una temporada espectacular por delante para defender nuestro país como el mejor destino del mundo.

 

*Eva Ballarin es empresaria, experta en estrategia y liderazgo, con más 30 años de experiencia internacional