Mientras que en la Comunidad Valenciana la implantación de un impuesto a las estancias turísticas se vislumbra como inevitable, para los empresarios turísticos de Canarias también han saltado todas las alarmas a costa de un pliego de contratación para la “Elaboración de un informe y estudio sobre las fuentes de financiación alternativas para la gestión de la sostenibilidad turística”, emitido por la Viceconsejería del Gobierno de Canarias en noviembre.

Dicho documento daba a entender que desde el ejecutivo canario estaban preparándose para la implementación de una tasa turística. Sin embargo, al ser consultados por Tourinews, desde la Consejería de Turismo, Industria y Comercio han hecho un llamamiento a la calma y han aclarado que se trata de un proyecto antiguo cuya convocatoria, además, ha quedado desierta e insisten en que están “desde el minuto uno” en contra de gravar a los turistas o a los empresarios turísticos.
 


 

Un proyecto nacido con la quiebra de Thomas Cook


Tras la quiebra del gigante turístico Thomas Cook en septiembre de 2019, el Gobierno de España anunció un paquete de ayudas, entre ellos 15 millones de euros para Canarias. Este apoyo estaba supeditado a que se desarrollasen proyectos turísticos de sostenibilidad y digitalización.

Por aquel entonces, también existía un intenso debate en torno a la implantación de una tasa turística, por lo que se decidió encargar un estudio que valorase todas las alternativas que pudieran existir a la ecotasa, los diferentes ejemplos de este tipo de impuesto en el mundo e incluso los impactos negativos y positivos que podría suponer su implantación.

Con el Covid-19, los plazos de ejecución de los proyectos se trastocaron y, ahora, cerca del vencimiento, se convocó la adjudicación. “Se ha mantenido no con la intención de establecer una ecotasa, sino para fundamentar, en su caso, el no; así como encontrar posibles alternativas”, explica un portavoz.

Recalcan que la convocatoria “ha quedado desierta” por lo que se desecha e inciden en que están impulsando un plan de descarbonización de la actividad turística que “aboga no por gravar, sino por incentivar”.