Con el fin de impulsar la demanda turística y la recuperación económica de La Palma, la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias ha anunciado la dotación de dos millones de euros a las partidas de los 'Bonos Turísticos La Palma'.

Originalmente, cuando se presentó el programa, se preveía una inversión de 600.000 euros para este 2023, sin embargo, el éxito de la iniciativa les ha llevado a incrementar el presupuesto. Y es que el año pasado cerca de 24.000 usuarios canjearon sus bonos en alguno de los 203 establecimientos adheridos al programa. 

A pesar de la revisión al alza del presupuesto, finalmente se repartirán 8.000 bonos—valorados en 250 euros cada uno—, frente a los 20.000 adjudicados el año pasado, un periodo en el que se apostó por ellos como una herramienta para estimular la llegada del turista nacional tras el impacto que sufrió la economía palmera por la erupción del volcán de Cumbre Vieja en 2021. 


A la caza de rutas internacionales


Captar el segmento internacional también es un reto para el sector de los viajes de la 'Isla Bonita', tras confirmarse numerosas cancelaciones de vuelos europeos para la actual temporada de invierno. Para resolver esta problemática, Turismo de Canarias, junto a la Secretaria de Estado de Turismo, ha previsto 3,6 millones de euros para la creación de 18 nuevas rutas aéreas durante los años 2023 y 2024. Se trata de una partida centrada especialmente en promoción turística e incentivos que atraigan a las aerolíneas, para impulsar la conectividad con la isla.

En 2022 ya se ejecutaron unas líneas de financiación para promover dicha conectividad, ofreciendo 6 euros por cada plaza de vuelo internacional —3 euros en el caso del tráfico nacional— a las compañías aéreas. Sin embargo, tanto las aerolíneas como los touroperadores internacionales argumentan que no les resulta rentable programar vuelos con la isla por la falta de plazas alojativas disponibles.

En el registro de Turismo constan actualmente 54 inmuebles en explotación, con una oferta de 5.138 camas, que representan el 68,2% de las que había disponibles al cierre de 2019. Esta escasez, sumada a las pequeñas dimensiones de la isla —unos 700 kilómetros cuadrados y poco más de 80.000 habitantes— y la tradicional apuesta por un turismo controlado y sostenible, dificultan una tarea que, sin embargo, es fundamental para su economía.