Meliá Hotels International asumirá la gestión del antiguo hotel Rey Juan Carlos de Barcelona, que se añadirá a su marca de lujo Gran Meliá bajo el nombre de “Miranda de Pedralbes”, como tributo al área residencial en que se emplaza. El propietario Pablo Usandizaga y Tyrus Capital, inversor principal con intereses en estos activos, han confiado en Meliá para ofrecer al hotel y al palacio de congresos anexo al mismo una nueva oportunidad, tras permanecer cerrado desde hace más de dos años.

El objetivo de Meliá convertir el establecimiento en "un exclusivo resort-destino que ofrezca una auténtica experiencia de ocio y estilo de vida sin salir de la ciudad". Aprovechando así su céntrica ubicación, el hotel colocará un amplio espacio gastronómico en la terraza panorámica. Contará además con una piscina, un spa y una zona de jardines. Hasta el momento, el hotel cuenta con 395 habitaciones y 37 suites.

Asimismo, la hotelera española confía en posicionar el Palacio de Congresos de Cataluña, integrado en el complejo, entre los mejores de Europa. El espacio tendría una ubicación privilegiada para desarrollarse como referencia de turismo MICE, al estar próximo a una de las arterias vertebradoras de Barcelona, la Avenida Diagonal, a 15 minutos del puerto, el aeropuerto y los principales atractivos de la ciudad.

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Meliá gestionará el lujoso 'hotel de un euro' Juan Carlos I de Barcelona

El plan es que tanto el hotel como el Palacio reabran en los próximos meses, una vez que se hayan culminado las tareas de renovación y mejora de las habitaciones y zonas comunes, así como la incorporación de nuevas zonas de ocio y optimización de las instalaciones. 

"Nuestro próximo hotel de lujo en Barcelona recogerá la herencia del hotel Rey Juan Carlos, que esperamos convertir en un renovado icono del destino", concluyó Gabriel Escarrer, CEO de Meliá, en sus redes sociales.

Un pasado complicado
 

El hotel, operaba hasta ahora bajo la marca de lujo Fairmont (perteneciente a la cadena francesa Accor), se encontraba en venta desde 2020 por solo un euro, ya que arrastraba una deuda cercana a los 70 millones de euros. Este adeudo fue adquirido por Tyrus, mientras que Usandizaga se hizo cargo de las acciones la sociedad rectora del hotel, Barcelona Project's SA. Antes de que esto sucediera, el Ayuntamiento de Barcelona intentó salvar el hotel de la quiebra alargando la cesión del terreno —ya que es de titularidad pública—.