Los centros comerciales modernos han vivido sus años de gloria durante las últimas seis décadas y se han convertido en una de las alternativas de ocio más utilizadas en la mayoría de países occidentales. No obsante, en Estados Unidos se está produciendo un acelerado abandono de este tipo de recintos.

España, a contracorriente

Sin embargo, esta situación es totalmente ajena a España, el país de origen del que fuera inventor del concepto, el emperador Trajano, que en el siglo II d.C. ordenó la construcción del Mercado de Trajano, en Roma.

Para tomar perspectiva, mientras que EE.UU. cuenta con 1.100 ‘malls’ y 321 millones de habitantes, España y Portugal suman 57 millones de habitantes y concentran 720 grandes superficies (0,34 centros comerciales por cada 100.000 habitantes frente a 1,2 por cada mil habitantes). Este tirón parece no disminuir, hay hasta 40 proyectos en desarrollo que abrirán antes de 2019. El auge no pasa desapercibido para los capitales extranjeros que durante los últimos cuatro años han ido aumentando su inversión.

Las principales causas del fuerte desarrollo de los centros comerciales son la débil implantación de las ventas online respecto a otros países, el clima agradable que invita a salir a lo largo del año, la cultura española de ocio y el gasto realizado por el turismo internacional que visita el país y que en muchas ocasiones aprovecha su viaje para realizar compras en grandes superficies.

Interior del abandonado 'Rolling Acress Mall', en Akron, Ohio

Estados Unidos: la otra cara de la moneda

El viento sopla a favor de los inversores en España, pero no es así en el país que los popularizó. Entre 1956 y 2005 se construyeron en Estados Unidos 1.500 grandes superficies, actualmente quedan 1.100 y se estima que en una década tan sólo permanecerán 800. De hecho, el número de visitantes ha descendido de forma pronunciada durante los últimos tres años.

La situación ha llegado a tal punto que se ha creado la web www.deadmalls.com en la que se hace un seguimiento mediante imágenes y testimonios de la desaparición de lo que fueran en su día iconos del estilo de vida americano.

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Las causas del declive

Es difícil encontrar un solo motivo que explique este fenómeno, aunque sí que es cierto que existen ciertos factores que han tenido una gran influencia y que están ligados a los cambios en los hábitos de consumo de las nuevas generaciones:

  • Las ventas online. Gigantes de Internet como Amazon o Alibaba han acaparado gran parte de las ventas del comercio mundial. El consumidor ya se ha acostumbrado a encontrar su objeto de deseo con un par de clics y ha superado los recelos iniciales al pago online, dando un duro golpe al sector minorista.
  • Cambio generacional. Ligado al desarrollo del e-shopping, el consumidor ha adquirido nuevos criterios a la hora de comprar, entre ellos la inmediatez. Los compradores más jóvenes consideren desplazarse a la tienda una pérdida de tiempo y optan por las compras a través de la Red y la recepción en casa. Cabe recordar que en grandes ciudades se están realizando repartos tan sólo dos horas tras la recepción del pedido.
  • La crisis económica. Es indudable que los años de crisis han hecho mella en las economías familiares, que han tenido que equilibrar sus presupuestos modificando sus patrones de consumo. En esta nueva situación las compras como opción de ocio, han quedado relegadas.
  • La sobreconstrucción. La alta oferta y la construcción de este tipo de recintos sin la elaboración de estudios de algunas zonas ha hecho que muchos queden abandonados.

Centro comercial en Taiwan

¿Qué hacer con ellos?

El problema aún no se ha presentado en España, pero muchos inversores ya están modificando los modelos para seguir atrayendo clientes. “Hay que ofrecer algo más para que el cliente salga de casa, porque ya tiene todas las facilidades para comprar desde casa. Se debe ofrecer una experiencia al consumidor”, asegura Cristina Pérez de Zabalza, socia de la consultora Cushman & Wakefield, al diario Cinco Días.

Por ello, el modelo de LifeStyle Center está tomando fuerza. En él se aúnan tiendas, gimnasios, spa, centros de convenciones, centros de ocio, hoteles y viviendas privadas, entre otros servicios.