En un momento en el que el cambio climático y la sostenibilidad están centrando el debate del sector turístico, y de la sociedad general, es interesante conocer los pasos que ha dado una de las ciudades más importantes de occidente para atajar sus graves problemas de contaminación.

Desde que París (Francia) le ha declarado la guerra a los vehículos, el número de coches matriculados ha caído a mínimos históricos. Tal y como destaca The New York Times, entre 1999 y 2016, última estadística disponible, el número de hogares en el centro de la capital gala con un coche (o más) ha bajado del 44 al 35%. Se estima que la cifra actual puede ser incluso más baja.

No obstante, las cifras son más elevadas conforme se abandona la almendra central de la urbe: un 65% de los hogares de los distritos cercanos disponen de vehículo, mientras que en los lejanos aumentan hasta el 83%.

Menos uso, más atasco

En pleno centro de París se ha producido un fenómeno reseñable, mientras que el número de kilómetros recorridos dentro de la ciudad ha bajado, las cifras de kilómetros por hora se han mantenido. Esto se traduce en que cada vez menos ciudadanos usan vehículo, pero los que lo hacen deben soportar largos atascos.

Estrategias parisinas y tendencia global

Para lograr dicho objetivo ha sido necesaria una estrategia clara por parte del ayuntamiento parisino, encabezado por Anne Hidalgo, que ha sido respaldada por el sector privado. Desde 2014 se han desarrollado 8.000 proyectos de infraestructuras enfocadas a la adaptación climática, se han creado 320 kilómetros adicionales de carriles bici, se han peatonalizado  carreteras y se ha penalizado el uso del coche. Dentro de dos meses se dará un nuevo paso con la prohibición a la circulación de cualquier vehículo diesel.

No obstante, cabe destacar que el descenso del uso de coches se ha producido también en otras grandes ciudades como es el caso de Nueva York (Estados Unidos) o Berlín (Alemania), aunque lo cierto es que la en la ciudad del Sena ha sido mucho más acentuada.