El huracán Dorian, de categoría 5 (la máxima en la escala Saffir Simpson), ha devastado Bahamas, dejando 43 víctimas mortales (cifra que se espera que aumente) y 70.000 personas sin hogar. Se trata, en palabras del primer ministro de Bahamas, Hubert Minnis, de la “mayor crisis nacional en la historia del país”.

Ante este trágico escenario, numerosos actores del sector turístico se han volcado con el país. Es el caso de los cruceros, que no solo han donado fondos y alimentos, sino que también han transportado a miles de evacuados en misión humanitaria.

Según ha informado CNN, uno de ellos ha sido el Grand Celebration, de la compañía Bahamas Paradise Cruise Line, que transportó a cerca de 1.500 personas, que formaban parte de los 70.000 bahameños cuyos hogares se redujeron a ruinas, hasta Florida. Cabe destacar que el archipiélago cuenta con unos 390.000 residentes.

Lo cierto es que el huracán asoló al país durante días, hace ya una semana, con vientos de hasta 298 kilómetros por hora. Así, destruyó hogares, escuelas, supermercados, carreteras y aeropuertos. Desde la Organización Internacional para las Migraciones han anunciado que se distribuirán mil lonas para sustituir los techos que quedaron destrozados.

Los equipos de búsqueda y rescate siguen trabajando, junto con perros rescatistas, en las zonas derruidas, para localizar posibles cadáveres. Incluso, se precisan de equipos de buceo para recuperar muchos cuerpos que permanecen sumergidos.

Tal es la situación, que los senadores de Florida Marco Rubio y Rick Scott han pedido al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que renuncie a los requisitos de visa para los ciudadanos bahameños, que tienen parientes cercanos en el país americano. 

Por el momento, los ciudadanos que no han sido evacuados permanecen en los aeropuertos y muelles de Bahamas, esperando a ser desplazados a la capital del país, Nasáu, o a Florida.