Un avión de pasajeros de la compañía kazaja Air Astana se quedó, el pasado domingo, 11 de noviembre, sin mandos de aterrizaje en medio de una tormenta de viento y agua, mientras sobrevolaba Lisboa. Finalmente, pudo aterrizar en el aeródromo de Beja, a 200 kilómetros de distancia de la capital lusa, escoltado por dos cazas F-16 de las Fuerzas Aéreas de Portugal.

Según informa El País, el avión, modelo Embraer, tenía previsto viajar a Kazajistán en el vuelo KZR 1388. A las 13.00 horas despegó del aeropuerto militar de Alverca, a tan solo 30 kilómetros de Lisboa, donde había sido sometido a una serie de reparaciones técnicas. A posteriori, debía hacer escala en la capital lusa, donde darían el visto bueno a dichas reparaciones. No obstante, después de varios intentos de aterrizaje en Lisboa y de más de media hora sobrevolando la ciudad, el piloto dio la voz de alarma a las 13.32 horas (14.30 en la España peninsular), debido a que al avión le fallaban los mandos de aterrizaje.

El diario Público ha desvelado la conversación que tuvo lugar entre la torre de control y el piloto, donde quedan patentes los problemas técnicos de la aeronave, que solo volaba con control manual, así como los atmosféricos, ya que el piloto tenía nula visibilidad debido a la tormenta de lluvia. En este sentido, la torre de control llegó a preguntar al piloto, que ya no veía nada: "¿Tiene contacto visual con Alverca?", seguido de “gire a la derecha o a la izquierda, como quiera”.

Al cabo de seis minutos, el piloto pide autorización para amerizar. "¡En el agua! Mayday. Precisamos de un vector para el mar, lejos de tierra", solicitó. Mientras, la torre de control le aconsejó el río: "Tiene el río por la derecha o por la izquierda; es lo más cercano", aunque a posteriori volvió a preguntar: "¿Prefiere el mar o el río?".

El piloto, que seguía sin ver nada, cuestionó: “¿Dónde están los cielos más limpios?”, a lo que le respondieron que la visibilidad era mejor por el sur. Por ello, el avión se dispuso a aterrizar en el aeropuerto de Beja, a 180 kilómetros de Lisboa. Mientras se dirigía a dicha terminal, la aeronave se deshizo del combustible para disminuir el peso y eliminar el riesgo de incendio al tocar tierra. Tras dos intentos fallidos, el avión recuperó algunas funcionalidades y logró aterrizar, sin registrarse daños mayores, aunque los dos pilotos fueron ingresados en el hospital de Beja por estrés y ansiedad. La aeronave sigue estacionada en el aeropuerto esperando a ser examinado.

Conversación entre el piloto y la torre de control desvelada por Público