Galicia —y toda España— está siendo espectadora del auge del fenómeno turístico de las caravanas, autocaravanas y furgonetas cámper —caravaning—. En el caso de la comunidad gallega, el uso de estos vehículos se ha multiplicado un 200% con respecto el verano 2020, una eclosión que está generando un intenso debate en cuanto a su regulación por parte de las corporaciones locales. 

La proliferación de estos vehículos en ciudades y campings en los últimos años ha provocado un debate centrado en sí debería endurecerse la regulación para este tipo de turismo, cuyos vehículos ocupan grandes extensiones de terreno o plazas de aparcamiento en ciudades y que, según algunos, no deja tanto dinero allá por donde pasa.

"Es un turismo al alza que, ante la masificación que puede llegar a generar, como cualquier otro, hay que regular donde haya afluencia, dando seguridad jurídica a los ayuntamientos y usuarios", señala Alberto Varela, alcalde de Vilagarcía de Arosa y presidente de la Federación Gallega de Municipios y Provincias, en declaraciones a La Voz de Galicia
 

Concentración de autocaravanas

Concentración de autocaravanas

Varela, cuya federación ha confeccionado un modelo de ordenanza reguladora del estacionamiento y pernocta de estos vehículos de grandes dimensiones, pone el acento en que ordenar es la clave para que este tipo de turismo sea sostenible con el territorio donde se desarrolla, aunque por momentos sea difícil en aquellos puntos de Galicia donde la afluencia es masiva y los espacios y servicios son limitados, como es el caso de la Isla de Arosa en la provincia de Pontevedra. 

Por su parte, desde la Asociación Gallega de Autocaravanas (AGA) denuncian que llevan quince años avisando del auge y crecimiento que estaba teniendo este tipo de turismo y que los ayuntamientos gallegos no han querido ver. Además, lamentan la visión general que se da al turismo 'caravanero', acusándolo de molesto por las amplias dimensiones de los vehículos y exiguo en el gasto de dinero que realiza.
 


 

Entre los que se han posicionado en contra, destacan las declaraciones realizadas por el alcalde de Orense, en las que instaba a los viajeros en autocaravana a no recalar en la ciudad por la escasa riqueza que dejan a su paso. "El autocaravanista es un turista y son los turistas los que gastan más dinero. Además, nuestras instalaciones no dejan huella", ha rebatido Manuel Fernández Arruty, presidente de AGA. 

Tanto ayuntamientos como caravanistas condenados a entenderse con el fin de encontrar un punto medio que acerque posturas y permita, por un lado, el disfrute al viajero en autocaravana y, por otro, controlar las aglomeraciones de estos grandes vehículos en playas, ciudades y montes.