“De cada 100 turistas que llegan a Mallorca tan solo 8 lo hacen en un crucero”, con esta afirmación, el director en España de la Asociación Internacional de Líneas de Crucero (CLIA), Alfredo Serrano, ha negado que los cruceros sean la causa de la masificación turística en la isla balear.

Serrano manifestó, en una entrevista concedida a mallorcadiario.com, que la masificación se está intentando “focalizar en una parte que es mínima, quizás porque el puerto de Palma tiene una gran visibilidad y el aeropuerto no”. A su vez, desmintió que los pasajeros desembarquen a la misma hora y vayan a la vez al mismo lugar, “habitualmente a la catedral de Palma y sus inmediaciones”.

“Los cruceristas van a Valldemosa, a Manacor, a Deià, a las playas de Santa Ponsa y Palmanova. Incluso, un porcentaje superior al 10% se queda en el barco, que es un destino en sí mismo”, agregó. En esta línea, reparó en que CLIA trabaja junto con el Ajuntament de Palma, el Govern, el Consell de Mallorca y la Autoridad Portuaria para “gestionar los flujos de la mejor forma posible”.

Al ser preguntado por la contaminación de los cruceros, Serrano aludió a un estudio científico de la Universitat de les Illes Balears (UIB) que “concluía que no hay una relación directa entre la actividad del puerto y la contaminación”. Además, señaló que los “indicadores de la calidad del aire en la ciudad también son correctos”.

A este respecto, destacó que 111 barcos de crucero en servicio están equipados con sistemas EGCS (tecnología de depuración de gases de escape), así como la implantación de sistemas de propulsión basados en el Gas Natural Licuado (GNL).

En cuanto a la proyección del sector en Baleares, apuntó que la “expansión de la actividad recoge la consolidación del puerto de Palma como puerto base de una buena parte de los cruceros del Mediterráneo”. Respecto a la limitación del número de cruceros en Palma, manifestó que las empresas “quieren ofrecer a sus clientes experiencias positivas y ello incluye sentirse bien recibidos en las ciudades”, por ello apuesta por “trabajar conjuntamente para gestionar los flujos y conseguir que la convivencia sea positiva”.