La escalada de inseguridad en Barcelona es especialmente notable en la zona de ocio del Puerto Olímpico, donde el pasado 28 de julio un joven de origen chino recibió una paliza, que acabó con su vida, por parte de varios hombres procedentes de Europa del Este. 

Según ha informado El Confidencial, el terrible suceso llevó al teniente de alcaldía de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, a reunirse de urgencia con los Mossos d’Esquadra para tratar el tema de la seguridad en las zonas de fiesta de la ciudad. 

Bajo este marco, se acordó reforzar el dispositivo de seguridad en el lugar. Ahora, por ejemplo, los equipos antidisturvios controlan los accesos con cacheos e identificaciones. Al mismo tiempo, se ha anunciado la instalación de cámaras y sistemas de iluminación en diferentes puntos de este enclave. 

Pese a ello, fuentes policiales han manifestado, en declaraciones al diario citado, que la situación se ha vuelto insostenible. Y es que la combinación de turistas, alcohol y delincuencia propician que los altercados se sucedan cada semana. A esto se suma que se trata de una zona de díficil acceso, lo que complica las operaciones policiales. 

Así, el Puerto Olímpico figura entre uno de los puntos negros de la "crisis de seguridad" de la ciudad condal, de acuerdo con Batlle. Lo cierto es que se han registrado 14 crímenes mortales en la urbe, hasta el pasado viernes, 16 de agosto, cuando en todo 2018 se registraron 10. Los hechos delictivos, por su parte, han crecido un 9%. 

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, anunció recientemente el cierre de discotecas en esta zona, una vez se venzan sus licencias, para renovar la imagen del enclave, apostando "de forma clara por los usos náuticos, deportivos y de divulgación del mar". Los empresarios, sin embargo, se han mostrado contrarios a esta medida y aseguran que harán lo que esté en sus manos para que no se lleve a cabo.