El empresario Victorino Alonso ha sido condenado a dos años y medio de prisión y al pago de una indemnización de 25.5 millones de euros por la destrucción del yacimiento neolítico de la Cueva de Chaves (Huesca), uno de los más importantes de la Península Ibérica, para convertirlo en un comedero y abrevadero para la cría de cabras. Además, también será subsidiario de la indemnización a la empresa Fimbas, propietaria del coto de Bastarás, donde se ubicaba el yacimiento. Según se lee en la sentencia, Victorino fue "autor penalmente responsable de un delito sobre el patrimonio histórico, previsto y penado en el artículo 323 del Código Penal conforme a la redacción anterior a la LO 1/15. A raíz de una visita en marzo de 2009, los responsables del Museo Arqueológico de Huesca se dieron cuenta de que el yacimiento había sido destruido en su totalidad cuando solo se había excavado el 10% desde su descubrimiento en 1975 dada la imposibilidad para poder visitar la finca y la pasividad de las Administraciones Públicas que ni siquiera lo habían declarado Bien de Interés Cultural. La obra de Alonso que destruyó el patrimonio se había realizado justo año y medio antes dañando el yacimiento al extraer 2.247 metros cúbicos de sedimentos.