La llegada de la temporada de viajes de fin de curso de los jóvenes británicos activa todas las alarmas de los vecinos de poblaciones mallorquinas como S'Arenal, Magaluf o Cala Rajada; los conocidos como destinos de borrachera.

Y es que desde las asociaciones de vecinos apuntan a que este tipo de visitantes que vienen atraídos por el alcohol y la fiesta provocan incivismo, contaminación acústica e incrementan la delincuencia. David Servera, presidente de la plataforma de vecinos de S'Arenal es tajante: "O se actúa ya o acabarán con nuestra salud y con los turistas que sí interesan". Servera recuerda que a las fiestas de estos jóvenes que se concentran en junio se les suma “la delincuencia y abandono de mantenimiento” del invierno.
Las asociaciones admiten que se ha incrementado la presencia de fuerzas de seguridad, sin embargo, esto ha llevado a una situación insostenible entre el gobierno de Mallorca y la Policía Local por el impago de medio millón de euros en concepto de horas extras.

Miquel Piris, fundador de la Plataforma Afectats pel Renou i l'incivisme a Cala Rajada indica una de las principales causas: "Establecimientos antiguos, sin mantenimiento ni servicios de calidad que se venden a dos duros. Lógicamente, el perfil del visitante es bajo" y sostiene que es necesario realizar un cambio de modelo impulsado por ayuntamientos y empresas privadas.

Justo en ese proceso se encuentra Magaluf, que mediante la mejora de su planta hotelera quiere atraer a otro tipo de visitante. Un proceso muy largo que se va a enfrentar a mucha resistencia.