El abuso excesivo de alcohol se ha convertido en uno de los problemas recurrentes de la industria turística. Además de las dificultades que genera con la convivencia vecinal en algunos destinos como Magaluf o la cantidad de incidentes mortales que produce mediante el balconing, también se ha erigido como un quebradero de cabeza para aerolíneas y aeropuertos.

Cada vez, son más los incidentes relacionados con el abuso del consumo de alcohol durante los vuelos. Por lo general el mal comportamiento de ciertos pasajeros ebrios suele no sólo incomodar al resto del pasaje y la tripulación, sino generar aterrizajes de emergencia que consecuentemente se traducen en retrasos en los vuelos y, por tanto, en pérdidas para las aerolíneas.

Según datos de la Asociación de Prensa Británica, entre marzo de 2014 y marzo de este año, 442 personas fueron retenidas por estar ebrias en un avión o en un aeropuerto del Reino Unido. Estas cifras han llevado al gobierno de las Islas Británicas a plantearse la imposición de límites a la venta de alcohol en los aeropuertos.

El caso más llamativo es el de la aerolínea británica Jet2.com que prohibió el consumo de alcohol en sus vuelos antes de las ocho de la mañana. La compañía se vio obligada a tomar dicha medida después de que a lo largo del 2015 negase la posibilidad de viajar a más de 500 pasajeros por actitudes violentas relacionadas con la intoxicación etílica. Además, a 50 de ellos se les prohibió volar de por vida con la compañía.

Pero, ¿cómo hacer frente a unos usuarios acostumbrados a tomar licores en el avión en una época en la que la experiencia de viaje lo es todo?

Un estudio de Cheapflights revela que el 62% de los turistas británicos van directos al bar nada más llegar a la sala de embarque del aeropuerto. La investigación del portal de búsqueda de vuelos también indica que las 8 a.m. es considerada como una hora aceptable para tomar el primer trago de alcohol en el aeropuerto. La encuesta también revelaba que un 28% admitió haber bebido demasiado antes de subir a un avión y que un 12% de ellos reconoce haber perdido o conocer a alguien que haya perdido su vuelo por exceso de embriaguez.

Las siete aerolíneas de la prohibición

Aunque pueda parecer difícil renunciar a ofrecer alcohol, existen numerosas compañías que mantienen esta política. Sin embargo, es destacable que estas no lo hayan hecho, al menos principalmente, para evitar los malos comportamientos de los pasajeros o velar por la buena convivencia en los vuelos, sino más bien por motivos religiosos e ideológicos.

En concreto, siete grandes aerolíneas prohíben el consumo etílico: Saudi Airlines, Kuwait Airways, Pakistan International Airlines, Royal Brunei Airlines, Iran Air, Egypt Air y Rayani Air. Aunque se trata de limitaciones con matices ya que aunque ninguna de ellas sirve alcohol a bordo, muchas de ellas sí que permiten a los pasajeros portar sus propios licores.

Más allá de estas aerolíneas, la industria aeronáutica debería plantearse dónde está el origen de un problema en aumento y qué papel pueden tomar tripulaciones, pasajeros, aerolíneas y legisladores para poder encontrar la mejor forma de superar este mal trago.