La hotelera Castilla Termal prepara su apuesta definitiva para expandir su cartera de establecimientos y dar el salto internacional, con el horizonte situado en el año 2030. La cadena invertirá 100 millones de euros en duplicar su porfolio actual, formado por cinco hoteles ubicados en inmuebles históricos de alto valor patrimonial, así como su plantilla de 400 trabajadores.

Según ha asegurado a elEconomistsa.es el consejero delegado y máximo accionista de la compañía, Roberto García, el objetivo es ampliar su porfolio hasta un mínimo de diez establecimientos en los próximos seis años, así como alcanzar la cifra de 800 empleados. “Nos hemos hecho un hueco en el mercado con este modelo experiencial y de calidad, y el objetivo es conseguir más visibilidad por todo el mundo”, ha explicado García. Este crecimiento previsto ya ha arrancado con los proyectos para poner en marcha dos nuevos hoteles en los próximos tres años, que se situarán en el Palacio de Avellaneda, en Peñaranda de Duero (Burgos), y el Monasterio de Sant Jeroni de Cotalba, en Alfauir (Valencia).

La oferta actual de Castilla Termal se compone de cinco hoteles, de los cuales tres están protegidos como Bien de Interés Cultural (BIC), en los que se ha realizado una inversión millonaria para su rehabilitación y adaptación al uso hotelero: el antiguo Monasterio de Valbuena (Valladolid); la antigua Universidad de Santa Catalina de Burgo de Osma (Soria), del siglo XVI; la Real Fábrica de Paños de Brihuega (Guadalajara), del siglo XVIII; un palacio modernista del siglo XIX en Solares (Cantabria) y el pionero, abierto en Olmedo (Valladolid) en el año 2005 tras rehabilitar el antiguo Convento de Sancti Spiritus, del siglo XII.