Rusia quiere producir 1.000 aviones de pasajeros para 2030 para terminar con la dependencia de Boeing y Airbus. Y es que las sanciones impuestas por la comunidad internacional a la nación soviética, han afectado gravemente al transporte. Medidas como el cierre del espacio aéreo a las aerolíneas rusas, y especialmente, la prohibición de arrendar aviones o de vender aeronaves, motores y repuestos a Rusia, han puesto en duda la sostenibilidad de la aviación de todo un país. Debido a esta complicada situación, Rusia decidió quedarse con las aeronaves que tenían alquiladas, muchas de estas utilizadas actualmente como 'depósitos de reservas', de las que extraen combustible y piezas para surtir a los aviones que no presentan problemas de seguridad.

"Los aviones extranjeros se retirarán de la flota. Creemos que este proceso es irreversible, y los aviones Boeing y Airbus nunca más serán entregados a Rusia. No esperamos que se alivien las sanciones y estamos construyendo nuestros planes basados ​​en el difícil escenario existente", afirmaron desde Rostec, una corporación estatal rusa de producción y exportación de productos industriales de alta tecnología. La primera opción que dispone Rusia para mantener su infraestructura aérea a corto plazo es la adquisición de piezas a China o suministros de terceros países, creando así una flota con piezas no homologadas que incumplirían las normativas internacionales de vuelo.

A nivel local, sin embargo, el presidente ruso Vladimir Putin ha promovido diversas leyes para nacionalizar todos los aviones extranjeros requisados y que puedan volar a lo largo del país. A pesar de poder superar este escollo, tanto Airbus como Boeing anunciaron que dejan de dar soporte o mantenimiento a las aerolíneas rusas —dos tercios de los aviones comerciales del país son de Boeing y Airbus—, una decisión que fue replicada por otras fabricantes como la canadiense Bombardier o la brasileña Embraer. 

Para entender la dificultad de que Rusia consiga construir 1.000 aviones de forma independiente en 8 años, el medio especializado Simple Flying tomó como referencia la compañía aérea rusa Aeroflot. Dicha aerolínea confirmó recientemente que había ordenado el pedido de 339 aviones rusos de fabricación local, disponiendo actualmente Aeroflot apenas 306 aviones—230 de estos fueron fabricados por Airbus o Boeing—.