Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han alertado sobre el consumo de flores comestibles, un nuevo ingrediente de la cocina vanguardista, tan de moda en restaurantes y hoteles. Y es que, la legislación que regula estos alimentos es “escasa” y no existe un “marco específico” sobre la ingesta de los mismos.

Según ha informado Sur, pese a que el uso de flores comestibles está aprobado y reconocido por el Reglamento (CE) 258/97 del Parlamento Europeo y del consejo de 27 de enero de 1997, se trata de ingredientes muy desconocidos. Por ello, muchos científicos han pedido que sean sometidas a un mayor control para tener mayor información sobre ellos.

En este sentido, el investigador de Fisiología Digestiva y Nutrición de la UGR, Lorenzo Rivas, ha apuntado que las flores no deben “suponer ningún peligro ni implicar desventajas nutricionales”, ya que, entre otras cosas, se controlan los niveles de residuos de plaguicidas que poseen. No obstante, cree que esto no es suficiente, ya que los alimentos deben contar con un etiquetado que informe sobre el producto, el productor o las recomendaciones de consumo, así como deben superar diferentes controles sanitarios antes de llegar al mercado.

Los expertos también han reparado en que muchas flores son tóxicas, concretamente las que poseen alcaloides, resinas, taninos o terpenos. También, las que contienen contaminantes ambientales, bacterias u hongos. “El déficit de estudios científicos que describan en profundidad la presencia de compuestos con efectos perjudiciales o beneficiosos para la salud sugiere precaución en el consumo indiscriminado de especies de flores”, ha concluido Rivas.