El pasado mes de julio, Sergio Arencibia, presidente del Grupo Emicela, en entrevista a Tourinews ponía el foco en Asia —donde se encuentran las grandes fábricas— y en como la paralización del tráfico marítimo mundial durante la pandemia iba a acarrear un aumento de los costes. “El flete ha pasado de costar 2.000 dólares a costar 12.000”, afirmaba.

No es solo el incremento de los precios lo que preocupa, ya que hay amenaza de desabastecimiento, puesto que hay problemas para sacar los contenedores de China. Según constata el Financial Times, actualmente hay 584 barcos de transporte que están fondeados fuera de los puertos a la espera de recibir mercancía para poder salir. Y es que, en muchas instalaciones portuarias, especialmente las chinas, la actividad se ha visto paralizada durante largos períodos al detectarse casos de Covid-19 entre tripulantes o trabajadores.
 


 

Cada nuevo retraso ha ido generando un efecto ‘bola de nieve’ que ya se extiende por toda Asia, Europa y Estados Unidos y que amenaza con que muchos destinos se queden sin suministros en sectores como la electrónica, ropa o los juguetes, más si se tiene en cuenta que la Navidad está en ciernes. De hecho, un gigante como el fabricante de muebles IKEA ya ha avisado de sus problemas de existencias.

Como ya recalcaba Arencibia, elementos necesarios para la operativa de alojamientos hoteleros como vasos de policarbonato o menajes registrarán aumentos entre un 30-40% en el precio e incluso pueden llegar a escasear.