“Las cadenas hoteleras tienen que entender que los proveedores intermediarios solo tienen dos opciones: subir la tarifa o desaparecer”, destaca Sergio Arencibia, presidente del Grupo Emicela. Esta compañía, que se autodetermina como “la despensa de un hotel”, nació en 1963, pero no fue hasta 1990 cuando comenzó a suministrar productos básicos y de uso diario a las cadenas hoteleras, especialmente en las Islas Canarias y Cabo Verde. Actualmente, suministran productos a empresas de 50 países y mueven más de 4.000 contenedores al año.

Arencibia apunta a que, durante la pandemia, “la despensa de Europa y de Estados Unidos se ha vaciado”, debido a que el transporte procedente de Asia se redujo considerablemente. Ahora, los grandes suministradores de las cadenas hoteleras se enfrentan a volver a llenarla en un escenario muy diferente: la subida del precio de la luz, el aumento de la demanda y el encarecimiento de los fletes. Esto, según el Sergio Arencibia, se traducen en que “la mayoría de los productos van a subir, de media, de un 15% a un 20% su precio”.

Pregunta (P): ¿Qué vínculo existe entre el Grupo Emicela y el sector turístico?

Respuesta (R): Nuestra empresa fue fundada hace más de 55 años por nuestro padre y nos consideramos la despensa de un hotel. En esa despensa cabe la alimentación, el menaje, los amenities, los productos químicos y de limpieza… Cabe un sinfín de cosas que el hotel necesita cada día.
 

La subida de precios de la luz tiene una repercusión directa en toda la cadena de productos de frío y hay que trasladarlo al coste"


P: ¿Cómo ha llegado Emicela a la actual dimensión que tienen y cuál es?

R: En el año 1963 se funda la compañía y funciona como un tostadero de café, frutos secos, patatas fritas y envasadores de azúcar. En el año 1990, decidimos dar un giro al negocio, aprovechando la implantación de las cadenas hoteleras nacionales en Canarias, y convertirnos en suministrador de estas cadenas hoteleras. A partir de ahí, abrimos el portafolio e introdujimos congelados, refrigerados, bebidas, alimentación seca… Hoy suministramos a empresas de 50 países, aunque nuestra fortaleza son las Islas Canarias y Cabo Verde.
 

Entrada principal del edificio de Emicela en el Polígono Industrial de Arinaga - Gran Canaria

Entrada principal del edificio de Emicela en el Polígono Industrial de Arinaga - Gran Canaria

 

P: Desde la central de Emicela, ¿se puede intuir el rumbo del sector turístico?

R: Es muy fácil. Nuestra compañía, que mueve 4.000 contenedores al año, tiene un modelo de negocio basado en los contratos y vamos viendo el seguimiento de los consumos de cada contrato. Por supuesto, todo está basado en un gran stock: la compañía compra cosechas completas cuando llegan los espárragos y los champiñones, por ejemplo, compramos mucho café y mucha azúcar… Siempre hay que tener un sobre-stock para poder cumplir con los contratos que tenemos. Nos gustaría que el turismo arrancara con fuerza y volviéramos a la normalidad para mejorar.
 

En mayo ya estábamos al 35%, en junio hemos estado al 42% y pensamos que podemos tener una Navidad al 60%, pero de ahí será difícil subir"


P: ¿Qué ha sucedido con los mercados mundiales de alimento durante la pandemia?

R: Lo peor es lo que ha sucedido con los transportes: el flete ha pasado de costar 2.000 dólares a costar 12.000. Para entenderlo, durante 12 meses, de Asia a Europa y a Estados Unidos, los barcos han estado prácticamente parados y no ha venido mercancía, por el tema de las fábricas. Entonces, la despensa de Europa y de Estados Unidos se ha vaciado. Ahora, pretendemos volver a llenarla y nos damos cuenta de que el flete está en una subasta, porque todo el mundo necesita mercancía de Asia. Y, ¿por qué la necesitamos? Porque hace 20 años, las grandes fábricas se trasladaron a Asia y, entonces, hay productos como el menaje o las frutas en almíbares que solo se producen en Asia y que tienen niveles de consumo bestiales en Europa. Entonces, el flete es una parte determinante. Por otra parte, no podemos obviar el efecto de “El Niño” [fenómeno climático que implica cambios en la temperatura del Pacífico oriental ecuatorial y que reduce el rendimiento agrícola], las sequías y, lo más importante, que China está volviendo a recuperar su consumo natural y son los grandes compradores de materias primas del mundo. Entonces, en un televisor, la repercusión de todo esto es de un 7% sobre su precio, pero si te vas a un vaso de policarbonato o cualquier cosa de menaje, la repercusión es del 30% o el 40%.
 

Los hoteles poco a poco están volviendo a la normalidad, que es la mejor señal de la recuperación turística"


P: ¿Cómo se prepara la despensa de un destino turístico para el arranque de la actividad tras una pandemia?

R: Nosotros compramos en 60 países y tenemos 600 proveedores internacionales. Nuestra despensa nunca puede llegar a cero, siempre hay que tener un stock mínimo que luego vamos normalizando. Lo que sí hemos visto es que la apertura de los hoteles ha estado, en muchas cadenas, marcada por la incertidumbre. Estamos en un vaivén en el que no saben cuándo abren y cuándo cierran, no saben si van a llenar el hotel o no y, entonces, lo que prima en todas las cadenas es la cautela. Antes, la gente compraba para 30 días y ahora pide solo para la próxima semana. Pero nosotros estamos aguantando el chaparrón. Claro que no tenemos un surtido al 100%, lo tendremos, a lo mejor, al 95%, pero poco a poco nos vamos normalizando. La situación también hay que entenderla: hay muchas industrian que han cerrado o que han dejado de fabricar productos para la hostelería hasta que volvamos a la normalidad y todo esto se nota. Nosotros importamos carnes de Nueva Zelanda, Argentina, Brasil… Y hay muchos cortes que, si se acaban, no se pueden reponer por el momento porque la caída del sector ha sido del 70% o del 80%. Para nosotros ha sido bastante duro tener que gestionar un almacén con mucha donación y mucha venta a coste reducido para que no se nos caducara el producto. Ahora, lo que vemos es que los hoteles poco a poco están volviendo a la normalidad, que es la mejor señal de la recuperación turística.

P: Y, ante esta incertidumbre, ¿quién asume el riesgo de reducir el stock de productos de los hoteles? ¿Los proveedores como Emicela?

R: Sí. Está claro que los sistemas de los aprovisionamientos de los hoteles han cambiado en los últimos 20 años, ya casi no quedan hoteles con economatos. Los hoteles, en la medida que se les acaba el azúcar, compran azúcar; cuando se les acaba el vinagre, compran vinagre. Entonces, esto es una cadena de suministro semanal y son las empresas que tenemos los contratos quienes tenemos que cargar con la obligación de mantener el stock, si queremos ser activos cuando se produzca la apertura de los mercados. Esperamos que el invierno venga con más fuerza de la que ha venido el verano.
 

Sergio Arencibia

Sergio Arencibia destacados

 

"El 30% o el 40% de los importadores ha desaparecido porque es un tema económico y la gente necesita dinero para importar y para pagar a sus proveedores"

 

P: Entiendo que ahí es donde entra la previsión de los proveedores porque, si mañana hay un boom turístico ¿pueden disponer de azúcar de un día para otro?

R: No, por eso en nuestra compañía trabajamos con un stock medio de 120 días. Cuando firmamos los contratos con nuestros clientes, debemos tener una parte del stock comprado para no especular. Nuestra compañía nunca especula, sino mantiene el contrato abierto y a veces lo adelanta o lo atrasa, según la demanda.

P: Si los fletes se han encarecido y la demanda ha aumentado, el precio del suministro a hoteles también se encarecerá. Entonces, ¿va a subir el precio de la tarifa hotelera?

R: Lo más importante es la subida de precios de la luz. Eso tiene una repercusión directa en toda la cadena de productos de frío y hay que trasladarlo al coste. Y, luego, la subida de precio de los fletes. Con esto, lo que quiero trasmitir es que la mayoría de los productos van a subir, de media, de un 15% a un 20% su precio. Y las cadenas de hoteles y la gran distribución tienen que entender que el que está a mitad del camino solo tiene dos opciones: subir la tarifa o desaparecer. Nadie va a importar un contenedor de paletilla de cordero desde Nueva Zelanda, si no puede repercutir la subida del precio del flete en su precio final. Eso será un gran problema en los próximos meses. Los grandes importadores del mundo no están importando para ver si después suben la tarifa, sino a la inversa: si el cliente paga el producto al nuevo precio, lo importa, y, si no, lo deja en origen. Sé que son palabras frías, pero esta crisis ha provocado que el 30% o el 40% de los importadores haya desaparecido porque es un tema económico: la gente necesita dinero para importar y para pagar a sus proveedores. Hay compañías que han tenido la oportunidad de mantener su stock en sus almacenes sin malvenderlos, pero hay otras que lo han tenido que reconvertir en dinero para mantener sus costes estructurales y, ahora, cuando vayan a reponer su stock, se darán cuenta de que necesitarán un 40% o un 50% más de dinero para comprar lo mismo que compraban antes. Esta es la gran realidad el mercado en el mundo.
 

Sergio Arencibia, en uno de las naves donde se almacena el stock

Sergio Arencibia, en uno de las naves donde se almacena el stock

P: ¿Qué previsiones manejan en cuanto a la recuperación turística para los próximos meses?

R: Nosotros, en mayo ya estábamos al 35%, en junio hemos estado al 42% y pensamos que podemos tener una Navidad al 60%. De ahí será un poco difícil subir, sencillamente, porque el turismo que viene a España, y particularmente a Canarias, es un turismo mayor de edad y nos encontramos con el recelo de subir al avión. Hace falta más normalidad y que pase un poco el tiempo para que la gente no perciba el subir al avión como un riesgo.

P: ¿Qué producto consumido en los hoteles se ha encarecido especialmente?

R: Al eliminar los consumibles de los hoteles, el poner un vaso de policarbonato cuesta un 50% más. Ya empiezan a influir los impuestos a la producción de bienes derivados del petróleo, el coste del flete y el cambio de modelo. Hay gente que tenía sus máquinas fabricando productos de un solo uso y que, ahora, han quedado obsoletas. Los grandes consumidores en el mundo están en Estados Unidos y Europa y ambos han tomado la decisión de potenciar una economía circular en el que se eliminen los productos de un solo uso. Entonces, ahora las grandes compañías tendrán que comprar maquinaria nueva que tendrán que amortizar. Esto lo que está produciendo es el aumento de los costes de muchos productos.