Uno de los principales motivos por los que Ibiza es internacionalmente conocida es su ocio nocturno, con clubes nocturnos famosos en todo el mundo, aforos para cientos de personas o la actuación de DJ’s que incluso se bajan el caché por el simple prestigio de pinchar en la Isla Blanca. Sin embargo, este gran atractivo está generando un problema de saturación en un servicio público esencial: las ambulancias.

En este sentido, los trabajadores de la empresa pública que gestiona las ambulancias en Ibiza, GSAIB —dependiente de la Conselleria de Sanidad del Govern—, vienen denunciando desde hace tiempo el colapso del servicio y lo achacan precisamente a este tipo de clubes. Además de los pocos trabajadores, el servicio se encuentra en una situación límite por la poca cantidad de vehículos disponibles y la falta de mantenimiento de los mismos. 

Y es que la cuarta parte de las urgencias que se atienden a diario están vinculadas a este tipo de establecimientos. Además, esta temporada se prevé peor que las anteriores, ya que se acaba de producir la apertura del “hyperclub” [UNVRS], con un aforo de alrededor de 10.000 personas, que se suman a los miles que ya asisten a clubes como Hï, Ushuaïa, Amnesia, Destino, Lío, Chinois, Edén, Es Paradís o Ibiza Rocks, además de otro tipo de locales como los beach clubs

Según la información de elDiario.es, ninguno de ellos cuenta con servicio privado de ambulancias, solo un establecimiento en toda la isla dispone de este tipo de contrato, el club DC10. “Los clubes están obligados a tener un servicio sanitario con enfermeros e incluso técnicos en emergencias, pero no se les obliga a contratar un servicio de ambulancias y esto acaba volcándose en el sistema público. Todos pagamos las ambulancias a estas empresas que hacen miles de millones. Es inasumible”, explica José Manuel Maroto, presidente del Comité de Empresa de la Unión Sindical de Técnicos Sanitarios (USAE).

Las emergencias vinculadas con este tipo de establecimientos, además de ser muchas en cantidad, suelen ser más complejas, debido a que la mayor parte de ellas están relacionadas con el abuso de sustancias estupefacientes. “En muchas ocasiones tenemos que inmovilizar a los atendidos porque su estado es complicado. Tenemos que soportar agresiones y situaciones de mucho peligro”, detalla Maroto.