Un estudiante fue arrestado por portar una bandera LGTBI mientras asistía a un concierto del Cairo Festival, en Egipto, acción que calificada de ‘incitación al libertinaje’. 

Las autoridades egipcias lo han acusado, además, de prostitución después de seguirlo en las redes sociales y verlo junto a otro hombre después del evento.

El joven ha sido sentenciado a seis años de prisión, una multa de 300 libras y a otros seis años de libertad vigilada. 

Aunque la homosexualidad es ‘técnicamente’ legal en Egipto, pues no hay ley que la prohíba de manera expresa, la sociedad se rige por lo que consideran actuaciones ‘correctas’ y se castiga a los ‘desviados’ de la moral pública. Por ello los tribunales egipcios condenan a la comunidad gay a través de normativas que regulan el ‘libertinaje’ o el ‘desprecio a la religión’, la ‘prostitución masculina’ o la ‘inmoralidad sexual’.  

Ya en 2015 el gobierno de la nación amenazó con expulsar a los homosexuales extranjeros que pisen su territorio por considerar que “amenazan la seguridad nacional con su presencia”. 

En noviembre de 2014, ocho ciudadanos fueron arrestados y condenados a un año de prisión por aparecer en un vídeo de una boda gay celebrada en un barco en el río Nilo. 

Así, este país del Mediterráneo se erige como uno de los destinos menos recomendados para la comunidad LGTBI, uno de los nichos de mercados más interesantes para la industria.