Cerca de seis meses después del primer palazo que dio inicio a la construcción del Puerto de Cabo Rojo (Pedernales, República Dominicana), la empresa encargada de las obras, ITM Group, ha vuelto a cambiar el diseño del muelle —hasta tres proyectos distintos ha presentado ya—. El objetivo de dicha modificación es no dañar los arrecifes que se encuentran en el fondo marino.

Este era uno de los escollos principales de la empresa constructora. Con esta nueva modificación, desde ITM esperan conseguir el permiso del Ministerio de Medio Ambiente para ejecutar las obras.

Según ha explicado la vicepresidenta de ITM Group, Mariana Perrillat, la nueva propuesta ha sido consensuada y ha aumentado el presupuesto inicial un 20%, debido a que ha sido necesaria la evaluación por parte de expertos en distintas áreas de estudio.

El nuevo rediseño ha consistido, principalmente, en la reubicación de uno de los puntos de atraque para que converjan en un solo espigón al sur del cabo. Aun así, podrán seguir atracando grandes embarcaciones a la vez, hasta cuatro cruceros de 8.000 pasajeros.

Sin embargo, a pesar de las nuevas modificaciones, las agrupaciones ambientalistas no han quedado del todo conformes. Según Diario Libre, desde el Grupo Jaragua sostienen que “el problema es el lugar”.