Muchos pasajeros se preguntan por qué a bordo de los aviones comerciales no hay un paracaídas para cada viajero. La seguridad durante el vuelo es un tema que preocupa a clientes que piensan que el cinturón y los chalecos salvavidas no son suficiente. Pero, ¿qué opinan los expertos?

Según Phil Edwards, miembro de la Asociación Británica de Paracaidismo, “dado que se tarda varios minutos en ponerse un paracaídas, los pasajeros tendrían que llevar uno durante todo el vuelo, algo incómodo y poco práctico, sobre todo para los viajes de larga distancia”. Además, “el despliegue accidental de un dosel tendría consecuencias nefastas, especialmente en la estabilidad del avión si se arrastraba por una puerta abierta con el pasajero aún atado en su asiento. Las fuerzas G de un avión estrellándose son inmensas. Un avión tiene que disminuir a unos 70 mph de lo contrario un puente podría terminar envuelto alrededor de la cola de avión. Además, el arnés puede dañar o obstaculizar los conductos de escape neumáticos, si se usa en una emergencia de tierra”. También señala que saltar con un paracaídas requiere de un entrenamiento previo con el que la mayoría de pasajeros no cuenta. 

El piloto Andrew Bennigan añade que estas herramientas añadirían peso y ocuparían mucho espacio porque ni cabrían debajo del asiento y los costes generales se elevarían. Asimismo, los aviones tendrían que ser rediseñados con una salida especial: “Saltando de las puertas laterales o las escotillas de emergencia, probablemente se golpearían con el ala o la cola”. 

Tampoco el capitán Patrick Graham está de acuerdo con su uso porque cerca del 98% de los accidentes se producen en el despegue y el aterrizaje.