Cada cinco semanas, China introduce 9.500 autobuses eléctricos nuevos en sus carreteras, lo que equivale a toda la flota de autobuses de Londres. Tal es así, que el 99% de la flota mundial de estos vehículos eléctricos, unos 385.000, se encuentra en el país asiático.

Según ha informado World Economic Forum, esta incorporación masiva de vehículos eléctricos se debe a los problemas de contaminación que sufre China, según determina el nuevo informe de Bloomberg New Energy Finance. Además, el país tiene intenciones de reducir su dependencia del petróleo, cuando posea el capital suficiente para ello. 

En este sentido, el Gobierno está subvencionando a los operadores en la compra y despliegue de flotas de transporte público respetuosas con el medio ambiente. Hasta finales de 2016, las subvenciones nacionales y regionales se pusieron de acuerdo para abaratar el coste del autobús electrónico, con respecto a otro diésel de similares características. 

Los datos de autobuses eléctricos en China contrastan con los de Europa y Estados Unidos, donde solo el 1,6% y el 0,5%, respectivamente, son eléctricos. No obstante, ciudades como París, Vancouver o Ciudad de México han firmado un acuerdo para comprar exclusivamente autobuses cero emisiones a partir de 2025. 

Pese a que el uso de transporte eléctrico reducirá la contaminación del aire, su introducción masiva implica nuevos retos. Por ejemplo, la extracción de cobalto, necesaria para conformar las baterías de estos vehículos, puede ser un proceso contaminante y peligroso, así como potenciar la explotación infantil en las minas de cobalto.