¿Te acuerdas del verano del 20 cuando 'se jodió el Perú' turístico? Es probable que esta sea la pregunta que se hagan algunos dentro de unos años, como se la hacía Zavalit en Conversaciones en la Catedral, si hacemos caso de lo que publican los medios; pero también es posible que, como en la novela, no haya respuesta clara. La situación es tan cambiante que cualquier predicción es difícil, "especialmente las de futuro".
Ya en marzo, supimos que el mercado potencial de España se había reducido de los 84 millones de viajes de turistas extranjeros a unos 30,35, al quedar excluidos los viajes de larga distancia, los Congresos y Convenciones, las visitas a ciudades saturadas, los cruceros y las vacaciones de los mayores.
Sin embargo, aún había esperanza en el sector de salvar los muebles del verano con el turismo nacional y con una parte del turismo tradicional proveniente de los grandes mercados europeos, especialmente de las familias inglesas y escocesas —un tercio de las visitas y la mitad de las pernoctaciones en verano—, pero las últimas y volubles recomendaciones del gobierno británico han dado al traste con esa posibilidad.
Ya solo queda la esperanza en los meses postreros de la temporada de verano, que en el mundo de la aviación va de finales de marzo a finales de octubre, y que, afortunadamente, fueron magníficos en los últimos años.
El aviso de Downing Street es claro en su imprecisión: "En esta pandemia no hay viaje seguro. Los que viajan al extranjero deben tomar en consideración que nuestras recomendaciones y exenciones se revisan constantemente a medida que supervisamos la situación internacional". Está claro que la recomendación no se limita a España, sino que incluye todos los viajes al exterior.
Tan precipitada fue la decisión, que el ministro responsable de la política aérea, Grant Shapps, se enteró mientras estaba de vacaciones en España.
El sector británico, compañías aéreas y turoperadores, y también el receptivo, han sido muy críticos con su gobierno señalando, al igual que ha hecho el gobierno español, que el número de contagios en las islas, en Benidorm o en la Costa del Sol es inferior al de Gran Bretaña y han reaccionado de forma muy diversa, pero en ningún caso con cancelaciones definitivas de las series programadas. TUI, Jet 2 y otros indican que reanudarán sus vuelos a partir de la primera semana de agosto, pero pueden hacerlo antes si se activan los llamados 'corredores seguros', como se hizo con Alemania.
El hecho cierto es que, de los cientos de miles de turistas que nos han visitado con las medidas ya en vigor, tan solo una familia alemana volvió a su país con el Covid-19 y los cuatro eran asintomáticos. Las declaraciones de los que han regresado son unánimes, en el sentido de que se han sentido seguros durante sus vacaciones en España, que los protocolos de seguridad sanitaria funcionaron perfectamente y que el personal generaba confianza. El Financial Times, en su editorial del 28, señalaba que entendía la recomendación respecto a la península, pero que las islas deberían quedar exentas por el bajo nivel de contagios y Charlotte Vere, Subsecretaria de Transportes, indicaba en la Cámara de los Lores, que el gobierno estudiaba medidas regionales y la reducción de la cuarentena a 10 días en ciertos casos. El 30, la ONE, Oficina Nacional de Estadísticas, hizo público que el exceso de mortalidad enero-junio en Gran Bretaña es el mayor de Europa, por encima del de España o Italia.
En España, los casos importados por aeropuertos han sido mínimos, lo que da esperanza a la posibilidad de hacer funcionar el sistema, si se siguen los protocolos de seguridad.
Algunas familias británicas se irán a Turquía o a Grecia porque las vacaciones escolares tienen plazo de caducidad, pero muchos esperarán la oportunidad de regresar a sus destinos favoritos, donde el sol luce más, las playas están, de momento, menos saturadas que en sus costas y la comida, y especialmente la bebida, saben mejor y cuestan menos.
Los clientes de nuestros grandes mercados son, en general, repetidores que conocen bien el destino y que en algún momento estarán dispuestos a asumir un mínimo riesgo a cambio de unas vacaciones aceptables.
Los alemanes siguen enamorados de Mallorca y esto no va a cambiar.
Y aquí, quizás, deberíamos mirarnos menos el ombligo pensando solo en los problemas de la oferta, como por ejemplo en los inútiles certificados de turismo responsable y en las aún más inútiles cartillas sanitarias y esforzarnos por unir fuerzas con nuestros aliados, que son la mayor parte de las empresas británicas y alemanas que trabajan en este sector y que han sufrido fuertes caídas bursátiles tras la recomendación británica.
La incertidumbre ha reducido notablemente el tiempo entre compra del billete y fecha del viaje, y las empresas temen que el mercado del llamado 'last minute' se haya debilitado y que haya retrasos en las reservas para el 21, pero los optimistas piensan que a muchos ingleses la cuarentena les importa poco porque trabajan en casa y que a otros tampoco les importa, porque no piensan hacer caso y saben que no hay medios para controlar a todos.
A lo mejor cuando nos pregunten si nos acordamos del verano del 20 podremos decir que, aunque estuvo a punto, al final no se 'jodió el Perú'.