Italia le ha dado al botón de “OFF”. Ha apagado el país casi en su totalidad decretando el cierre de todos los negocios, a excepción de servicios básicos como el transporte público, los bancarios, postales, aseguradoras; y también el sector agrícola, además de supermercados y farmacias.

Se suma a otras medidas como la suspensión de las clases en colegios, institutos, universidades; cierre de cines, museos y teatros; la paralización de todas las actividades deportivas; y la restricción de los viajes en todo el país, anunciada por el Primer Ministro Giuseppe Conte el pasado 9 de marzo (los residentes en Italia realizaron 71,8 millones de viajes (411 millones de pernoctaciones). De los viajes, el 76,2% fueron dentro del país, mientras que el 23,8% tenían como destino el extranjero).

De esta manera ha obligado a sus ciudadanos a tomarse unas vacaciones forzadas, eso sí, equivalentes casi a arrestos domiciliarios. Una vez confinados en sus hogares “que levante la mano quien se sienta mal”. Es la única manera de parar una pandemia de estas características: renunciar a 14 días de vida y encerrarse en casa. Como versa el dicho, “son 2 semanas o 14 días, según la actitud”. Pero la actitud ha de ser la de la superación de esta terrible crisis sanitaria que arrastra la economía mundial a un agujero sin fondo.

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La decisión es una medida arriesgada pues significa parar casi en su totalidad la economía de Italia. De hecho, según el economista y director del Centro Einaudi, Giuseppe Russo, la caída de la demanda puede oscilar entre los 41 y los 81 mil millones de euros, según tres posibilidades:

  • Si las medidas duran hasta el 2 de abril: 41 mil millones
  • Si continúan hasta el 15 de abril: 70 mil millones
  • Si duran hasta el 10 de mayo: 81 mil millones

Para mitigar este impacto el gobierno transalpino ha anunciado un paquete de 25.000 millones de euros destinados a reforzar el sistema sanitario, respaldar a las empresas y los trabajadores, ayudar a las familias que han tenido que quedarse en casa por el cierre de los colegios y costear una prórroga en el pago de impuestos para aliviar a los contribuyentes. Ahora, toca esperar y atender a los contagiados pero, sobre todo, toca evitar que el virus salga de las casas y es que actualmente suma más de 10.000 casos activos y acumula más de 800 muertes.

Giuseppe Conte

Giuseppe Conte

¿Y si se reincide en la importación del coronavirus desde el exterior del país? Es poco probable que haya mucho tráfico de viajeros con destino a la zona cero del coronavirus europeo, pero es de esperar que el control de “fronteras” cuente con indicaciones para evitar que se vuelva a “colar” el virus.

A partir de la experiencia italiana, es de esperar que el resto de países se vean abocados a tomar medidas similares, medidas drásticas para una situación incontenible.

Recordemos que una vacuna, cuando exista dentro de meses o años, evitará el contagio del coronavirus, pero no curará al ya enfermo de esta especie de “gripe”.

Para una situación de crisis hasta ahora desconocida, Italia opta por probar métodos de contención. Todos aprenderemos de ellos.