Desde mis primeros pasos en dirección sigo una norma clara respecto a las propinas: no te metas salvo que adquiera el grado de problema. En ese caso, si no se arreglan entre los interesados, se aplica lo que ponía en una naviera “No se admiten propinas. Trabajamos para servirle, no por la propina”; ¡y vaya si funciona!, llegan a acuerdos entre ellos a la velocidad del rayo.

Hace unos días me emocionó conocer la cantidad de propinas que sacaban las camareras de pisos del Hotel, realmente no me hubiera imaginado que pudieran igualar las cuantías de los botones. Podríamos decir que casi podrían no tocar el sueldo. Esa propina dice mucho del servicio ofrecido que, además de profesional, es amable y atento con las necesidades del cliente.

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La cuantía de propinas recibidas nos permitiría hacer una clasificación de los empleados en cada departamento, así sabríamos quiénes ofrecen un servicio de mayor calidad y tomar decisiones sobre los mejores y los peores. Si hacemos una relación cantidad propina/puntuaciones de calidad/comentarios positivos en redes sociales, veremos como sigue una misma tendencia. Así que ayudemos a nuestros trabajadores a que consigan muchas propinas, es bueno para el trabajador, para la empresa y para el cliente.