Un restaurante en el estado de Washington (EE.UU.), el Sterling’s Restaurant ha decidido innovar en la forma en que se distribuye la propina entre sus empleados. 

El establecimiento ha incluido en las facturas dos zonas en la parte inferior en las que los consumidores pueden elegir la cantidad de dinero que va a parar a los camareros o a los cocineros, según su grado de satisfacción con los servicios. 

La medida no es casual. El restaurante argumenta que la nueva la ley de salarios que establece el mínimo en 11 dólares (10,39 euros) por hora más las propinas, hace imposible que los propietarios den incentivos a los trabajadores de cocina. Por ello, dan la posibilidad a los clientes de que sean ellos mismos quien agradezcan la experiencia culinaria a través de propinas especialmente dirigidas a ellos.