Guerra abierta entre la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) y la Administración Biden. Desde IATA han criticado duramente la decisión del Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT) —ente que depende del Gobierno— de obligar a las aerolíneas a proporcionar una compensación económica a los pasajeros cuando haya retrasos o cancelaciones de vuelos. Según ha anunciado recientemente el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, esta regla se emitirá a finales de año.
 


“Las aerolíneas trabajan arduamente para llevar a los pasajeros a sus destinos a tiempo y hacen todo lo posible para minimizar los impactos ante cualquier retraso”, ha asegurado el director general de IATA, Willie Walsh, en clara referencia a los bonos para comidas que ofrecen las compañías aéreas a los viajeros en caso de retrasos. Algunas empresas también proporcionan a sus clientes estancias en hoteles en caso de cancelaciones nocturnas.

“La gestión de retrasos y cancelaciones es muy costosa para las aerolíneas”, ha continuado Walsh. Al mismo tiempo que advierte: “Los gastos adicionales que supondrá esta regulación no servirán de incentivo y las aerolíneas tendrán que recuperarlos, lo que probablemente tenga un impacto en los precios de los billetes”.

Asimismo, desde la IATA sostienen que las compensaciones económicas no se traducen en una reducción de los retrasos y cancelaciones. Al contrario, según un estudio sobre la regulación de los derechos de los pasajeros en la Unión Europea —donde sí se ofrecen indemnizaciones económicas—, las cancelaciones y retrasos se han duplicado.