Inmersa en una crisis de gobierno y de liderazgo, Theresa May, Primera Ministra de Reino Unido, hizo público hace dos semanas el conocido como Libro Blanco del Brexit.

Gracias a dicha publicación se ha podido dilucidar cuáles son las intenciones del gobierno británico con respecto a su relación con la Unión Europea tras su salida y cómo afectarán al turismo, ya que el libro de ruta contiene proposiciones específicas con respecto al sector vacacional y a la aviación.

Visado

Que Reino Unido es un mercado emisor de turistas de gran importancia para los países del sur de Europa y del Mediterráneo es un hecho indudable. Desde el gobierno de May son conscientes de ello y destacan en el Libro Blanco que 50 millones de brits viajaron a países comunitarios, gastando 26,8 millones de euros). En 2017, sólo a España se desplazaron 18.779.466 británicos, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), siendo el principal país de origen por encima de Francia y Alemania.

Esto le otorga una gran baza de negociación al país anglosajón a la hora de solicitar que se exima de la necesidad de visado tanto a los turistas británicos como a los europeos. Pero a Reino Unido también le interesa mantener sus fronteras abiertas para los turistas, ya que 20 millones de europeos visitaron el país el pasado año, realizando un gasto de 8,7 millones de euros.

Suscripción

Asistencia sanitaria

Otro de los aspectos tratados en el documento es el que hace referencia a la asistencia sanitaria de los residentes en Reino Unido. Así, solicita que los británicos mantengan la Tarjeta Sanitaria Europea y sean, por tanto, atendidos en los hospitales de los países miembros de la UE.

Espacio aéreo

Uno de los aspectos que más preocupa a las aerolíneas, especialmente a las que tienen sus principales bases en Reino Unido como EasyJet, es el establecimiento de posibles fronteras para el transporte en avión.

Sin embargo, estos temores serían infundados si la UE acepta las pretensiones de Reino Unido: mantener una política de cielos abiertos entre las islas y el continente. El gran argumento de los británicos es que por su espacio aéreo circula el 80% de todo el tráfico aéreo procedente del Atlántico Norte

Para facilitar esta posible ausencia de barreras al tráfico aéreo, el gobierno de Londres propone mantenerse dentro de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) y así evitar que las aerolíneas tengan que obtener certificados de navegabilidad aérea duplicados para poder operar servicios entre la UE y Reino Unido.

Ahora, todo depende de la decisión que tome Bruselas con respecto a las citadas propuestas y a muchas otras incluidas en la hoja de ruta del Brexit. La fecha límite para llegar a un acuerdo es octubre de este mismo año.