Con Internet las opiniones son más libres que nunca. Las redes sociales han adquirido una relevancia mediática sin precedentes. Para medir el éxito de un programa de televisión ya no bastan los estudios audiencia, ahora pesa más su presencia en redes sociales como Twitter.

Se trata de unas herramientas en las que todos los usuarios, 310 millones activos en el caso de la red del pájaro azul, son capaces de publicar sus comentarios e inquietudes libremente. Y estas no son pocas: se mandan 500 millones de tuits al día, unos 6.000 tuits por segundo. Además, la audiencia que en ella se concentra no se limita solamente a los usuarios, más de 500 millones de personas visitan el sitio al mes sin iniciar sesión.

Pero no todas las opiniones tienen el mismo peso ni son capaces de generar la misma cantidad de ruido social. Además, pocas son las que superan las barreras virtuales y tienen un impacto tangible sobre los tejidos productivos de la sociedad. Precisamente este es el caso que nos ocupa. Más allá de las celebrities, son los periodistas y los líderes políticos los que mayor peso y capacidad de convocatoria tienen en las redes sociales. 

Los primeros, los periodistas, que conforman el 24,6% de las cuentas verificadas, destacan por su activa presencia y la autoridad que les otorga su profesión. En el caso de mandatarios y políticos, su poder específico deriva inevitablemente del cargo que ostentan. 

Hundir o impulsar una empresa

El 83% de los líderes mundiales tiene una cuenta en Twitter. Su uso supone una amplificación de sus declaraciones, opiniones y visiones más allá de las habituales intervenciones recogidas por los medios de comunicación. Y de cara a movilizar a la opinión pública, pocos políticos son tan poderosos como Donald Trump.

Un tuit publicado por el presidente electo de Estados Unidos el pasado 12 de diciembre provocó toda una tormenta en Wall Street. El mensaje del magnate señalaba que los contratos con Lockheed Martin, el fabricante del caza F-35, estaban "fuera de control", asegurando que el Gobierno tomaría medidas para ahorrar "miles de millones dólares?. Tan sólo con esta declaración hizo bajar las acciones de la compañía hasta un 4,87%, cayendo a un valor 246,89 dólares.

De este modo, se constata que ya no es necesario que un Gobierno o un dirigente anuncien oficialmente medidas concretas para que los mercados económicos respondan. Ahora, simplemente bastan sus opiniones vertidas a través de una red social para desatar hasta una tormenta bursátil.

Una vez comprobado el poder que pueden llegar a tener '140 caracteres', cabe plantearse el impacto que pueden tener declaraciones de este tipo relacionadas con destinos turísticos. Si imaginamos un hipotético mensaje de Donald Trump criticando la Riviera Maya mexicana ¿cómo se resentirían los resorts y empresas vacacionales del lugar?

Sólo se puede especular: Estados Unidos es el principal mercado emisor de México registrando en 2015 más de 8,4 millones de turistas vía aérea, lo que supone el 17,8 por ciento del total de visitantes recibidos. A su vez, el país norteamericano es el mercado principal de Twitter, suponiendo el 24,3% del total de usuarios activos. Es muy probable que la gran mayoría de este grupo se encuentre entre los más de 17,7 millones de personas que siguen a Trump. Ante esta situación hipotética, se crearía una tormenta perfecta para hundir el turismo mexicano.

Un ejemplo real del poder de la opinión de los dirigentes políticos se puede encontrar en Vladimir Putin, que ha sido capaz de incluso paralizar las conexiones aéreas entre Rusia y Turquía debido a las tensiones diplomáticas con el Gobierno dirigido por Erdogan. , causando una profunda crisis a los hoteleros y demás empresarios turísticos de zonas tan populares para los rusos como Antalya.

No obstante, no todo debe ser observado desde un punto de vista negativo, ya que el poder de convocatoria de las redes sociales también funciona a la inversa, es decir, también puede ayudar a catapultar a un destino, un resort o un restaurante a la fama. De ahí que gran parte de las estrategias promocionales de empresas y destinos turísticos vayan también enfocadas a convertir en prescriptores a los "poderosos del tuit".