La primera semana de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos no ha dejado indiferente a nadie. Más allá de las órdenes ejecutivas que afectan al funcionamiento interno del país como la construcción de los oleoductos en territorio de los nativos, las que más repercusión están teniendo en el mundo son las que afectan al control de fronteras del gigante norteamericano.

En su particular cruzada contra los países predominantemente musulmanes, el presidente de Estados Unidos firmó el pasado miércoles un decreto para vetar la llegada de inmigrantes y refugiados procedentes de Iraq, Irán, Libia, Siria, Somalia, Sudán y Yemen. Las situaciones de desesperación en los aeropuertos no se han hecho esperar y tampoco los primeros impactos en la industria aeronáutica.

Emirates Airlines se ha visto obligada a cambiar pilotos, tripulaciones y personal que trabajaba en las rutas hacia Estados Unidos. Así, la aerolínea ha tenido que modificar los equipos, puesto que muchos de sus trabajadores procedían de los países vetados.

Las reacciones internacionales han sido variadas. Irán e Iraq han decidido pagar con la misma política a Trump, replicando la medida y prohibiendo la entrada a ambos países es los ciudadanos estadounidenses. No obstante, Javad Zarif, ministro de Exteriores de Irán ha anunciado que la medida no es retroactiva y que los estadounidenses que ya poseyesen un visado serán bienvenidos.

 

 

Por su parte, el principal aliado estadounidenses, Reino Unido, han mostrado su disconformidad con su política migratoria. En concreto ha sido Boris Johnson, responsable de Exteriores, el encargado de hacerla pública a través de su Twitter. A su vez, la población se ha movilizado lanzando una petición para que se cancele la invitación oficial para que Donald Trump visite el país, que ha sido firmada por 60.000 personas hasta el momento.

 

 

Por su parte, la ONU ya ha pedido al dirigente que reconsidere su postura, algo que parece harto lejano.

El más positivo, sin duda, ha sido Justin Trudeau, Primer Ministro canadiense, que también a través de Twitter se ha mostrado abierto a que nuevos inmigrantes lleguen al país que encabeza.  En concreto, ha publicado dos mensajes, tanto en francés como en inglés en los que señala que "A quienes huyen de la persecución, el terror y la guerra, los canadienses os dan la bienvenida, sea cual sea vuestra religión. La diversidad es nuestra fuerza", unido a las etiquetas #BienvenueAuCanada o #WelcomeToCanada.

 

Justin Trudeau dando la bienvenida a Canadá

Justin Trudeau dando la bienvenida a Canadá

 

 

Más problemas por el sur

A todo ello, cabe sumar el tira y afloja que mantienen con el gobierno mexicano y las empresas que producen en el país vecino. El primer golpe lo asestó el magnate americano al conseguir que Ford abandonase la construcción de su fábrica en México y el anuncio de un gravamen del 20% a los productos procedentes del país vecino.  Ahora son los mexicanos quienes quieren devolver el golpe.

Se han unido bajo el lema #AdiósStarbucks para dejar de consumir bienes y servicios de empresas estadounidenses y potenciar su apuesta por el producto nacional.  Una propuesta a la que ya se han sumado las empresas y algunos gobiernos locales. De hecho, algunas corporaciones municipales y estatales han anunciado que dejarán de comprar vehículos a aquellas compañías que retiren su inversión del país.

Ante toda esta vorágine informativa de noticias negativas, sería muy interesante quedarse con el mensaje transgresor que desde la compañía aérea Aeroméxico han querido mandar a Trump, una crítica dura a la separación que los hombres crean por sexo, orientación sexual o religión y una suerte de canto a la libertad que se goza en un cielo sin fronteras.